En una vuelta por el centro de la ciudad, por distintos centros comerciales, se pudo a observar a muchos padres de familia dar vueltas en busca de los juguetes que Santa Clós les entregaría a sus hijos.
Algunos con rostros desencajados veían los precios de algunos muñecos de moda, otros de bicicletas, unos más juegos de pinturas para las niñas y muchos más.
De pronto la mayoría de esos artículos son electrónicos, algunos chinos, coreanos o estadounidenses, lo que me llevó a pensar en aquellos juguetes que me tocaron en mi niñez, la mayoría eran de plástico y los papás que podían tener algo de dinero, compraban carritos, juegos de té o bien algún artículo de metal y los que tenían a un papi rico, tenían sus naves espaciales, sus juegos traídos directamente de la Unión Americana.
Ahora, todo eso quedó en el olvido, ya que los niños de ahora piden juguetes caros y eso vuelve locos a los papás, quienes se tocan el bolsillo y el dinero que traen no les alcanza y más cuando en la familia hay más de tres niños.
Es difícil ver esos rostros de desesperación, ya que en muchos casos los pequeños acompañan a sus padres y ahí les iban diciendo lo que le escribieron al barbón del uniforme rojo en sus cartas, en las cuales no pueden faltar balones, bicis, patines y demás juguetes que sus costos son muy elevados, con los carros eléctricos, las motos que parecen ya para andar en las calles, los brincolines.
Ya no hay Ttiempo para la nostalgia, ya que hasta estos juguetes van a desaparecer, ya que la electrónica es la que está ganando terreno.
Ahora, muchos papás que trabajan y no tienen tiempo para estar al pendiente de sus pequeños, por lo que para tenerlos entretenidos prefieren hacer un gasto considerable y regalarles un teléfono celular sin importar la marca, así como una Tablet, ya que la misma la pueden utilizar hasta en las escuelas.
Pero también hay otros padres que saben que para tener quietos a sus muchachos, no hay como comprarles videojuegos y tenerlos entretenidos frente al televisor, ya que de esta manera no andan en las calles y no corren peligro de que al andar en las calles los atropellen o caigan en manos de malas amistades.
No cabe duda que la tecnología está ganando la carrera en los deseos de los niños.
Walter.juarez@milenio.com