Con la flagrante violación al estado de derecho, los legisladores de Morena aprobaron de manera unilateral e ilegal la hoy llamada Supremacía Constitucional, que es sólo un mecanismo de autoritarismo en una nación en donde los poderes Ejecutivo federal y Legislativo, violentaron la Carta Magna.
Como nunca antes, los diputados y senadores del partido en el poder y sus rémoras del PT y el Verde, desacataron todas las leyes que emanan del constituyente para persistir y permanecer en un estado de indefensión para más de 130 millones de mexicanos.
Y por supuesto que los legisladores de Morena saben que han violado la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos con medidas draconianas impuestas desde el ex presidente López Obrador, y hoy Claudia Sheinbaum, que persiste en imponer lo que no puede negociarse en un estado de derecho donde antes existía y era respetada la ley.
La actitud asumida por los diputados y senadores congregados en el palacio legislativo de San Lázaro, exhibe a una pléyade de representantes populares que sólo atinan a levantar el dedo para complacer a la presidenta de la República.
Es lamentable que hoy se pisoteen y denigren todas las leyes y los mexicanos hoy tendrán que defenderse del poder con otras formas, quizá no apegadas al derecho, porque se violentó y se anuló hasta el juicio de amparo, que era sin duda la prueba judicial más imperante para cualquier connacional que le violentan y escatiman sus derechos consagrados en la constitución.
Es lastimoso que el Ejecutivo federal, así como el Legislativo, insistan en aplastar la ley judicial que propuso López Obrador en abierta oposición y venganza en contra de los impartidores de justicia, llámense jueces, magistrados y hasta integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Si se aplicara la ley tal cual, como lo esgrimía en su tiempo de presidente de la República, Benito Juárez, tanto Sheinbaum como los diputados y senadores estarían enfrentando un juicio por desacato y violación a la ley.
No es posible que permanezca la imposición ilegal e inconstitucional de “leyes” que sólo afectarán el estado de derecho que siempre había existido en México, hasta que López Obrador atropelló todas las posibilidades y los derechos de 130 millones de mexicanos.
Qué lamentable que permanezca de hoy en adelante la apodada Supremacía Constitucional, que hoy se impone, sólo por el simple hecho de sentirse poderosos y violentando todos los derechos que aún están consagrados en nuestra Constitución. Como apuntaría el poeta michoacano: ¿a dónde vamos a parar?
México ya está situado en un “estado de derecho” en donde no existe más ninguna garantía individual y en el que los detractores y quienes osan criticar al ex mandatario y a quien hoy ocupa su lugar, podrían ser encarcelados sólo por la determinación de 500 retrógradas, apostados cómodamente en su curul en el llamado poder Legislativo.
Entramos a la era del estado de indefensión, en el cual estará en riesgo la de por sí deteriorada sociedad que ya no se disfruta en ninguna entidad, debido a la corrupción que permanece de manera lamentable en los casi 2 millones de kilómetros cuadrados del otrora llamado cuerno de la abundancia. ¿Hacia dónde va México?