La propuesta educativa de López Obrador

  • Columna de Marcos Antonio Santoyo Bernal
  • Marcos Antonio Santoyo Bernal

Ciudad de México /

Para la mayoría de los profesores de este país, la cancelación de la reforma educativa fue correcta, es de todos sabido que las clase magisterial nunca quiso esta reforma por considerarla punitiva y que ponía en riesgo su estabilidad laboral, es decir, fue una reforma laboral nunca educativa, de ahí el rechazo hacia ésta. Hasta ahí todo está bien, pero una vez que se acabó el júbilo por su desaparición, se debe de exigir al actual gobierno federal que mencione cual es su propuesta educativa para los próximos seis años. Esa debe de ser la responsabilidad de los docentes de este país, porque de lo contrario volveremos a caer en lo mismo, solo esperando a que nos impongan ocurrencias.

Por lo pronto, el señor López Obrador al cancelar la tan sonada reforma educativa, mencionó que en su nuevo plan la educación va a ser obligatoria, gratuita y de calidad. El titular del ejecutivo federal no sabrá que eso ya se establece en el artículo tercero constitucional, o sea, si piensa que esto es parte de su cuarta transformación, está equivocado, porque lo de obligatoria, gratuita y de calidad, alguien ya lo plasmó en nuestra Carta Magna en algún momento de la vida.

También mencionaba hace algunos días Esteban Moctezuma Barragán, secretario de educación pública que en los exámenes los alumnos van a poder copiar, según el flamante secretario, el trabajo académico va a ser “colaborativo”, es decir, los estudiantes van a construir su conocimiento entre todos. Con esta afirmación, el señor secretario dio a conocer su total desconocimiento en este sector tan importante.

Con esto indica que nunca ha estado frente a un grupo de primaria, secundaria o de preparatoria, que son los niveles educativos en donde se ve la realidad de la educación en nuestro país. Trabajar con niños y jóvenes de estos tres niveles es complicado, sobre todo por las características familiares, sociales, culturales y económicas de éstos, hace la labor del docente todavía más complicado.

Además de contar con grupos de 50 niños, o sea, en un completo hacinamiento educativo, en donde cada alumno trae su propia problemática: alumnos que no quieren estudiar, menos trabajar en equipo como sugiere el señor Moctezuma Barragán, alumnos que faltan de manera sistemática, que cuentan con algún tipo de discapacidad, porque ya hicieron a las escuelas “incluyentes”, que por cierto nunca le preguntaron a los maestros si querían o si estaban preparados para esta nueva tarea, niños que no tienen ni el mínimo respeto a la figura del maestro, porque seguramente no tienen una autoridad frente a ellos en su casa, menos la quieren tener en la escuela, niños que viven una desintegración familiar, otros con violencia verbal y física, entre otros, hace que la función del maestro se vea mermada.

Un ingrediente más que le pusieron a la educación para terminar de devaluarla, fue cuando impusieron el no poner menos de 5 a la calificación de los alumnos, pero sobre todo, cuando le dicen a los maestros que no deben de reprobar a los alumnos, y que si por error los reprueban, los tienen que “recuperar”, es decir, que con un trabajito tendrán que pasarlos, de ahí que muchos maestros prefieren pasar a los alumnos y no esperarse a “recuperarlos”, “mejorando” considerablemente el índice de aprobación de los estudiantes, lo cual obviamente es una total simulación.

Pero con la cuarta transformación se suponía que todo esto iba a cambiar, pero como ya se vio, ya empezaron con sus ocurrencias y desconocimiento en la materia. Lamentablemente vamos a perder otros seis años en materia educativa, seguramente se la van a pasar haciendo consultas tratando de ponerle pies y cabeza a un área tan importante y transcendental para el desarrollo de este país. O como diría mi abuela, un gobierno desordenado, generará una sociedad desordenada ¿No lo creen?

Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS