El favor y la arbitrariedad

León /

La justicia debe imperar (...) de tal modo que nadie tenga que esperar del favor, ni temer de la arbitrariedad. Esta frase recuerdo haberla leído del muro de algún sitio especial en la sede del Poder Judicial del Estado de Guanajuato. Elegantemente escrita en letras doradas -como corresponde- vino frecuentemente a mi memoria el martes mientras seguía la transimisión de la sesión del Senado.

Casi termina el sexenio lopezobradorista y me cuesta trabajo aún ver al PRI en su papel de oposición. El PAN, forjado al crisol de décadas de una oposición mística y en ocasiones puramente testimonial queda mucho a deber al legado de aquellos hombres y mujeres que aspiraban a construir ciudadanía, y una “Patria ordenada y generosa”.

Lo que llama más mi atención son los hombres y mujeres que conforman la autodenominada cuarta transformación. Muchos de ellos eran hasta hace poco unos impresentables de la política, medradores profesionales, quienes hoy se pintan de guinda para seguir en el usufructo de todo aquello que es posible obtener desde el poder.

Pero entre los senadores del Movimiento de Regeneración Nacional también vi caras nuevas. Me dí a la tarea de revisar perfiles de esos recién llegados a la política y de lejos se ve están convencidos de la narrativa con la que se pretende justificar el asalto al Poder Judicial.

Y es que hay que ser muy cándido –dicho esto en el sentido literal de la palabra: ingenuo, sencillo, sin malicia ni doblez– para creer que el avasallamiento del Poder Judicial por parte del Ejecutivo, instrumentalizado por el Legislativo, le puede hacer algún bien a la Patria.

Desde el desconocimiento de las instituciones que nos ha llevado décadas a los mexicanos forjar, perfectibles, claro está, pero desde esa gran ignorancia, algunos senadores morenistas votaron a favor, convencidos de estar obrando de la manera más correcta posible.

No faltó quien citara al Siervo de la Nación, José María Morelos y Pavón y a sus Sentimientos de la Nación, como el espíritu detrás de la reforma constitucional.

¡Cuánta ingenuidad, candidez e ignorancia! No se dan cuenta que un Poder Judicial capturado por el tirano, deja al justiciable a merced del favor, pero sobre todo, de la arbitrariedad...


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