A noche tuvo lugar el primer encuentro entre aspirantes a dirigir al PAN durante los próximos años: Adriana Dávila, candidata emergente, y Jorge Romero Herrera, quien es identificado como la opción por la continuidad en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) blanquiazul. Resulta significativo que el foro denominado Ideas para fortalecer al PAN se realizara en León, bastión panista.
Ante unos trescientos militantes, ambos tuvieron la oportunidad de plantear su visión de partido para los próximos años. El reto no es menor: Acción Nacional es la única oposición viable en este momento crucial para la vida democrática del país.
Durante poco más de una hora el tono fue principalmente de autocrítica, casi casi de contricción. Se habló de la necesidad de reformar incluso los estatutos que gobiernan la vida interna del partido. Abrir la participación a los ciudadanos, desterrar las prácticas corporativas, caminar hacia un partido más horizontal, alejado de las prácticas que llevaron a una división entre panistas de gran alcurnia y militantes de a pie.
Por supuesto que hubo tiempo para reconocer que gobiernos emanados de Acción Nacional perdieron la vocación de servicio, de hacer las cosas diferentes, de ser gobiernos cercanos a la gente y a su servicio, para caer en los mismos vicios y escándalos de los demás.
Escuchar a ambos hablar de regresar a los orígenes tiene sentido y cobra la mayor de las relevancias. De lo contrario se corre el riesgo de tener una participación en la vida pública meramente testimonial, con escasas posiciones de gobierno y de la menor trascendencia.
En la coyuntura actual, para ganar elecciones y poder incidir en la vida pública, el PAN debe recuperar primero su mística partidista. Aprender de sus errores y sobre todo, desandar los pasos que lo llevaron a la debacle electoral.
Lo dicho: para convertirse en la única opción de oposición viable que haga frente al asalto a las instituciones que viene ejecutando la cuarta transformación, está obligado a retomar sus orígenes.Es hora de que el PAN vuelva a tocar puertas, tocar almas. Que vuelva a ser el partido que construye ciudadanía.