La opinión del arzobispo Víctor Sánchez, en el sentido de que la violencia en México está incontrolable, es compartida por miles de familias poblanas, que en las diferentes encuestas realizadas por el Inegi, refieren haber sido víctimas de la inseguridad.
En las ultimas semanas, el prelado Sánchez Espinosa ha subido el tono de sus declaraciones y este domingo en su homilía dijo lo que muchos mexicanos hemos padecido en los últimos años.
Al encabezar la misa dominical en la Basílica Catedral también pidió por el eterno descanso de Guadalupe Reyes Gómez y Armando Meléndez Martínez, policías que fueron asesinados en el cumplimiento de su deber tras acudir a un reporte de emergencia en un complejo médico.
Y es que como aseguró el arzobispo, la violencia está lo mismo en Puebla que en Guerrero o Querétaro, por decir algunas entidades pero la triste realidad es complicada en todo el territorio mexicano.
Coincido con él porque la escalada violenta tiene su origen en la ambición de unos cuantos que piensan solamente en acaparar bienes materiales, como si eso fuera suficiente para ser felices en la vida.
Es evidente la incapacidad de las autoridades para contener a las bandas criminales, que actúan con impunidad y en el peor de los casos con la complicidad de policías corruptos.
En la última encuesta Envipe publicada en septiembre, se dio a conocer que el costo de la inseguridad en los hogares poblanos ascendió de 17 mil 700 millones de pesos en el 2023, una cifra exageradamente elevada.
Esta cifra es 4.4 por ciento superior a los 16 mil 750 millones de pesos de 2022, con base en los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Inseguridad Pública.
Todo este dinero se utilizó en los hogares para reforzar las medidas de protección, debido a que hemos perdido la tranquilidad de antaño. Los abuelos dormían en sus casas con la puerta abierta y no tenían miedo. Esos tiempos se acabaron, y parece que nunca los vamos a recuperar.