Fin de sexenio

Jalisco /

Vaya que cambiaron las cosas. Se inauguró el sexenio con una vapuleada electoral al viejo régimen priista y aliados panistas y una esperanza de cambio largamente presentada en el discurso del ganador, no un partido, y sí, un personaje.

Incrementar el salario mínimo, incrementar la entrega de ayudas económicas a personas mayores y personas con necesidad; austeridad republicana, es decir, disolución del Estado Mayor Presidencial, regreso del Ejercito a sus cuarteles, fuertes reformas legales contra la corrupción (un sueldo máximo para todos los burócratas igual al sueldo del presidente) y una reestructura de la salud pública con un organismo capaz de hacer llegar las medicinas y las atenciones médicas a la población en necesidad sin el trámite de inscribirse en alguna oficina de gobierno, y darle prioridad al gasto del gobierno federal en realizar cuatro grandes proyectos necesarios y rentables: Una refinería de petróleo, que nos libraría de la importación de gasolina, un nuevo aeropuerto funcional en sustitución del nuevo aeropuerto de la ciudad de México, iniciado por el gobierno saliente pero carísimo, un bosque en Chiapas y un tren excepcional en la península de Yucatán, para apoyar el turismo, fuente inagotable de divisas, y apoyo para terminar el tren interoceánico, viejísima ilusión de la revolución mexicana.

La lista es inatacable. La realidad es decepcionante. Luego, ya en el ejercicio de sus funciones el presidente propuso y logró la entrega de la seguridad pública al Ejercito a quién quería, antes, en sus cuarteles. Disolvió la Policía Federal y ofreció empleo en la nueva Guardia Nacional, en principio civil, en realidad dependencia del Ejercito. Dispuso que el Ejercito se encargará de la Seguridad Pública, sobre todo, en el combate a las operaciones de narcotráfico y aledaños. Dispuso que el Ejercito se encargara de la construcción y administración del Tren Maya, aun a medias. Se cumplió la promesa de un ente público para la salud, se clausuro el Seguro Popular, lo cual propicio escases de medicinas antes entregadas sin condiciones a las personas y familias. Hoy la refinería salvadora esta a medio camino y triple presupuesto y el aeropuerto solución, construido, en operación y poco, muy poco, tráfico. Y el bosque chiapaneco, pendiente.

Excelentes propuestas, pocas realidades, muchos pendientes .


  • Miguel Bazdresch Parada
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