El estilo ¿personal? de gobernar

Jalisco /

Cosío Villegas no contempló en su famoso texto político sobre el “estilo personal” de quien detenta y ejerce el poder, que algunos de plano renuncian a una actitud propia y ejercen su mandato casi como una calca, una imitación de quien los puso en el camino para encumbrarlos. Claro que el asunto no es particular, el continuismo es explicable, pero no sin una adaptación al menos paulatina que no interfiera y mucho menos que perjudique la práctica habitual del gobernante. Aunque podrá argumentarse el relativo poco tiempo en el mando, la verdad es que a la presidenta Claudia Sheinbaum no se le ve a qué horas se va a decidir a ser ella misma. Quizá no ha caído en cuenta que aún su sobresaliente condición de mujer está derivando en decepción. Esperar más de doscientos años no está teniendo el perfil anhelado por muchos, principalmente si está sujeta a un control masculino.

Esto es significativo porque para la presidenta Sheinbaum el discurso sigue “la línea” prácticamente en todo. Incluso se maneja usando términos como el de “nuestro movimiento”, lo que refiere a su partido y a su líder moral, que no deja de serlo. Así se reflejó concretamente en la formulación y aprobación “fast-track” del presupuesto de egresos de la Federación para el año próximo. Simplemente no hubo controversia que valiera la pena para la aplastante mayoría de morenistas y aliados. El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, llevó argumentos más que suficientes y sobre todo sólidos para un incremento que, si se ve, atiende al renglón principalmente al apoyo a la Universidad de Guadalajara y por otro lado el gasto requerido para mantenimiento carretero ¡federal! en Jalisco. Sin embargo, algo sucede que la mandataria nacional no responde a éste y seguramente a otros muchos reclamos de las entidades federativas. En otras palabras, para Sheinbaum las prioridades siguen siendo las de López Obrador, así de claro y sencillo.

Desde luego que se llegó a confiar en que Merilyn Gómez Pozos, tapatía, egresada del ITESO, actualmente en Morena, en otra época surgida de Movimiento Ciudadano y hoy diputada presidenta de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, constituía la esperanza de las autoridades de Jalisco para conseguir fondos para los diversos programas prioritarios de Lemus y del estado. No hubo tal apoyo y esto ha causado profundo malestar en cuanto a que se retoman las inquietudes de los empresarios y del sector productivo en cuanto a que habría recursos para satisfacer ingentes necesidades de infraestructura, transporte, salud, etcétera. Nada de ello pudo conseguirse. Parecía un medio de atemperar las cosas lo que de hecho significó que el gobernador no seguirá la postura de su antecesor en cuanto a promover una reforma que diera autonomía fiscal al estado. A final de cuentas, esto no se consideró como una forma en que al menos Jalisco tendría un trato más justo en la asignación de recursos federales.

Todo ello inquieta y, por qué no decirlo, molesta ya que los programas obradoristas de continuar aplicando fondos interminables, de miles y miles de millones, al Tren Maya que está dando mucho de qué hablar por su aparente fracaso en cuanto a pasajeros y recuperación económica pese a sus altos costos de operación, o diferentes cuestiones de las que ya poco se habla como el financiamiento de las deudas de Pemex, o de la refinería de Dos Bocas que sigue sin producir el primer barril de combustible, o del mantenimiento del AIFA y otras accione en las que subsisten dudas graves de que algún día tendrán resultados positivos. Y es que dejar en segundo plano cuestiones como el abasto de agua potable, servicios fundamentales a la población y ya no se diga inclusive en seguridad ya que cada vez queda más de manifiesto que el Ejército, sus guardias nacionales incapaces hasta para detener con protocolos básicos al potencial secuestrador de un avión comercial, lo cual a nivel mundial se califica como terrorismo, así como muchos aspectos más en los que se deja mucho por hacer y prosigue la vorágine del crimen en Sinaloa, Guerrero, Guanajuato, incluso en Sureste y muchos más, y todo por dos cosas: por falta de recursos financieros o mala por no decir pésima aplicación de los mismos.

Y mientras, tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados empiecen los roces y fricciones, como sucedió con Ricardo Monreal y Adán Augusto López –algo esperado en algún momento–, al grado de que en una actitud abierta y claramente injerencista de un poder en otro, la misma presidenta Sheinbaum llamó y metió, dice, orden en el asunto. Lo único afortunado es que el enésimo atraco a fondos ajenos no pudo ser aplicado de momento por su gobierno: la pretendida reforma al INFONAVIT.

En todo ello los estados salen perjudicados. Y en gran medida por una presidenta que no acaba por asumir identidad propia. No es, pues, el estilo personal de gobernar su fuerte. No, mientras las líneas de mando sigan viniendo desde Palenque.


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