La Suprema Corte
Los propios muertos integran
este cortejo fúnebre:
Uno a uno ministros y ministras
abandonan la Suprema Corte en pleno octubre.
La Parca se adelantó, para muchos incluso años,
desde el Congreso encontró un atajo,
y, sin que se haga todavía el control de daños,
las togas cortó a destajo.
Al Supremo Tribunal ya lo llevan a enterrar.
En lugar de rezos discusiones
se oyen en el panteón resonar.
Y es que el meollo del asunto es si es, o no, Tribunal Constitucional.
“Échenle tierra” conminan sus detractores.
La que menos hay es de Piña
y eso sí que nos duele
porque justo cuando su presidenta es niña
la Suprema Corte se nos muere.
Patriarcado político
Rígido se quedó de un patatús
el llamado patriarcado.
Y es que las mujeres llegaron
a puestos de gran calado.
Tras ver paridad en diputaciones, senadurías y hasta gubernaturas,
la doctora Scheinbaum en la Presidencia
a más de un macho le provoca agruras.
De la desigualdad entre mujeres y hombres
debe quedar puro cascajo.
La Parca se apura franca,
al final “calaca” se escribe en femenino.
Al difunto se le mueve una pata,
y la violencia política se dibuja en el destino.
“De cerrar filas se trata”, exclama la muerte acelerada.
“No podemos abrir la lápida
la dominación masculina es muy descarada”.
Todas las mujeres, sin que falte ni una,
dejan de lado ideas y caracteres
para sumarse en la urna.
López Obrador
En un tren se llevaron
de madera el ataúd
porque al Santa Lucía no quiere llegar la Parca.
A la Muerte se le mira enclenque
mas no por eso a la cita falla.
Y es que el difunto que lleva, es muy presidencial.
La Parca apostó todo a agarrarlo ocupado
se lanzó a la mañanera y lo apretó de cada lado..
“Nunca había yo visto a tan intenso desahuciado”.