No sigan estirando la liga porque la revientan”, he escuchado en más de una ocasión como una suerte de recomendación para quienes insistimos en hacer realidad la paridad de género en política.
La verdad es que la estiramos constantemente porque, si no, nos regresa al mismo lugar. El inscribir la paridad en la Constitución costó muchísimo, pero ni incluyéndola al más alto nivel en la jerarquía de leyes se logró que se avanzara tranquilamente en el acceso de las mujeres a los cargos de poder.
Se trabajó desde muy distintos frentes: las autoridades administrativas electorales, es decir, el INE y los organismos locales tuvieron que generar lineamientos que detallaran la forma en la que esa igualdad entre mujeres y hombres se haría realidad. Los tribunales tuvieron que lograr que se aplicara “a golpe de sentencias”, pero los partidos jamás han cejado en su empeño de encontrar salidas para no cumplir.
En todo el país se aprovecha cada resquicio para evitar respetar la ley: el orden en las planillas de los ayuntamientos, la rentabilidad electoral de los distritos, la población de los municipios o cualquier otro elemento que lleve a que las mujeres gobiernen menos personas, tengan candidaturas menos competitivas o sean relegadas a los espacios menos importantes.
Por eso es tan importante el asunto que la Suprema Corte de Justicia de la Nación discutirá mañana, justo en el 71 aniversario del sufragio femenino en México. Porque resulta que, debido a una reforma en la Constitución local, buscando hacer concurrentes las elecciones federales y las de Oaxaca, se pactó un periodo para la siguiente gubernatura que durará solo dos años. Si se adopta la alternancia de género y la gubernatura corresponde a una mujer, se le estará acordando un mandato excepcional de cortísima duración. Por ello la Corte habrá de decidir si eso es aceptable o si se toman medidas para evitar este impacto, como garantizar que la siguiente en turno a la gubernatura sea de nueva cuenta una mujer.
No debe haber lugar para el incumplimiento. La liga la vamos a seguir jalando, porque si soltamos, nos regresan al lugar del que tanto esfuerzo nos costó salir.