La aplanadora de Morena en el Congreso de la Unión se enfrenta esta semana a una nueva prueba de fuego con la votación en el Senado de las reformas constitucionales que prohíben la comercialización en territorio mexicano de los cigarros electrónicos y vapeadores, y que acompañan legislativamente a la prohibición de la venta y consumo del fentanilo.
A diferencia de temas como la reforma judicial o la denominada ‘supremacía constitucional’, confrontadas ante una cada vez más débil oposición, esta vez el enemigo pareciera ser más poderoso: una industria tabacalera y de dispositivos electrónicos dispuesta a defender a cualquier costo sus ganancias anuales, que son por más de 5 mil millones de pesos.
Su rostro más visible es el del gigante Phillip Morris International, beneficiario de recientes amparos que otorgó la Suprema Corte de Justicia para que vapeadores y similares puedan ser introducidos al país, cuando está prohibido su ingreso a nuestro territorio en los términos de la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación.
La lucha contra el consumo de vapeadores y cigarros electrónicos fue siempre una prioridad para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y, después de lo observado la semana pasada en la nueva conferencia de prensa mañanera, cuenta con todo el respaldo de la presidenta Claudia Sheinbaum; no obstante, la mano de las tabacaleras es poderosa y parece que tiene posibilidades de mover voluntades.
En el pasado sexenio, el cabildeo de los empresarios pudo poner de su lado a personajes incluso con derecho de picaporte en Palacio Nacional y aun así salieron rebotados con AMLO, quien, aseguran, tiene una animadversión personal contra los dispositivos de consumo del tabaco. Hoy, el objetivo del cabildeo de los empresarios son los senadores del Partido Verde y del Trabajo, por lo que hay posibilidades de que Morena batalle con sus aliados, para imponer la mayoría calificada.
Palabras clave
Entre los argumentos que enarbolan los detractores a la citada reforma se encuentra el de la posible aparición de un mercado negro de dispositivos del consumo de tabaco; el mismo es muy válido si se consideran las experiencias que se han tenido a nivel internacional con las sustancias que generan adicción; las sospechas surgen cuando coinciden las líneas discursivas con las que impulsa la industria correspondiente.