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La salud del Papa

  • Vademecum
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  • Óscar Hernández G.

Laguna /

Como es de todos conocido, la enfermedad y los microorganismos no respetan nada, tratándose de edad, sexo o religión. 

Sin embargo, no todas las personas enfermas o fallecidas tienen el mismo impacto en el mundo y en la historia o en el futuro. 

Es por ello, que la salud del Papa representa algo particularmente importante en muchos sentidos. 

Pero enfoquémonos en la enfermedad: Desde hace casi dos semanas que Su Santidad padece de una infección bilateral de los pulmones, es decir, que afecta a ambos pulmones. 

Los reportes médicos lo declaran: estable con pronóstico reservado inicialmente; pero al pasar los días la presencia de neumonía fue más clara y preocupante, tratándose de un paciente senil de 88 años, que fue sometido a la extirpación de un fragmento de pulmón años atrás. Indudablemente, un factor muy importante para sanar de un proceso infeccioso, es la edad; los jóvenes y adultos jóvenes previamente sanos se alivian de una neumonía con relativa facilidad y sin complicaciones ni secuelas; en el caso del Papa la situación cambia, porque los pacientes muy lábiles o frágiles, es fácil que se sobreinfecten es decir, que se agreguen o sumen varias bacterias o virus a la vez; es más, hasta la fuerza mecánica para expulsar la flema o moco es menor; cosa que al médico de terapia intensiva le preocupa, porque la acumulación de moco favorece tapones en los bronquios, conocidos como atelectasias, que empeoran la función pulmonar y hacen que el enfermo batalle más para respirar; de ahí que, como parte del tratamiento se instale la terapia fisio respiratoria y oxígeno suplementario. 

Una piedra en el zapato respecto a la buena respuesta al tratamiento es la resistencia bacteriana a los antibióticos; cada día es más frecuente que nuestras armas antimicrobianas sean ineficaces por el hecho de que los gérmenes desarrollaron un mecanismo molecular que los hace resistentes. 

Ante esta situación los médicos tratantes “se arrancan los pelos de la cabeza”; peor aun cuando la terapia respiratoria no invasiva se torna insuficiente y el enfermo aumenta su dificultad para respirar; a nadie le gusta intubar pacientes y menos tratándose de un personaje como el Papa. 

Como siempre, en los pacientes sea Papa o no, tratamos de evitar en lo posible la intubación. Respecto a la fe y oraciones en tales circunstancias nunca salen sobrando en ningún cristiano.


sinrez@yahoo.com.mx

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