Existen procedimientos rutinarios que se realizan en los hospitales todos los días, día y noche; claro, algunos son dolorosos desde una inyección intravenosa o intramuscular hasta otros más complejos.
Pero quizá el procedimiento que nunca olvidará el enfermo es la colocación de la sonda nasogástrica.
Algunas mujeres han intentado suicidarse tomando muchas pastillas sedantes; bueno, un tratamiento inmediato al llegar a urgencias es colocar la sonda nasogástrica y lavar el estómago y extraer las pastillas o los restos a través de la sonda; pero en ocasiones la colocación de la sonda es tan molesta, incómoda y dolorosa que la “suicida” ya no vuelve a intentarlo.
La Sonda que se introduce por la nariz hasta llegar al estómago es de plástico flexible, pero aun así es incómoda; existen otras más suaves de silicón, pero aun mantienen la molestia; nosotros las usamos por ejemplo en el paciente que tiene sangrado de tubo digestivo y vomita sangre; vaciamos el estómago de la sangre acumulada y en ocasiones disminuye el sangrado; aunque solo es parte del estudio y tratamiento del sangrado.
En el paciente que pierde el estado de alerta por algún traumatismo agudo y fuerte de la cabeza es importante que no vomite y vaciar el estómago, porque algunos vomitan y parte de ese vómito puede irse a los pulmones y producir una neumonía por broncoaspiración.
Desde luego también nos interesa dar de comer al paciente por la sonda nasogástrica; y lo hacemos en el paciente comatoso, por ejemplo.
A través de la sonda pasamos alimentación licuada.
Cuando el uso de la sonda nasogástrica se prolonga digamos, un par de semanas, mejor se opta por realizar una gastrostomía, y se retira la sonda nasogástrica.
Lo cruento en la colocación de la sonda depende de la cooperación del paciente y la habilidad del médico para colocarla.
En varias ocasiones esto se convierte en una verdadera tortura sobre todo si el paciente no coopera o bien el médico no tiene la habilidad para colocarla sutilmente.
Cuando el paciente sufre nos maldice y nunca más quiere volver al hospital; una sonda nasogástrica mal colocada simula los métodos de tortura como el de individuo atado, con una toalla mojada en su rostro mientras otro vierte agua sobre su cara.
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