La deuda pública: ¿cuánto es demasiado?

Ciudad de México /

La deuda es un instrumento financiero que permite a cualquier agente adelantar su consumo,que será pagado con ingresos futuros.

En el caso de los gobiernos, principalmente aquellos en desarrollo como el nuestro, siempre tendremos necesidades de gastar más de lo que ingresamos. En nuestro gasto en salud, por ejemplo, el gasto más importante, aun no gastamos lo suficiente de acuerdo con estándares internacionales. Es por eso que el uso de la deuda siempre será un instrumento de desarrollo.

Sin embargo, sabemos por experiencia internacional, e incluso propia, que un endeudamiento insostenible tiene consecuencias que pueden ser catastróficas; por un lado, la emisión de deuda gubernamental nacional que es tomada por el banco central conlleva inflación, que sabemos que es el peor impuesto, principalmente para los más pobres; por otro lado la sola percepción de impago de la deuda externa tiene como consecuencia shocks e inestabilidad macroeconómica, manifestada en el tipo de cambio, y tasas de interés. Una deuda insostenible es una amenaza permanente de incumplimiento, que a la larga se cumple porque los mercados son muy sensibles y reaccionan ante el mínimo evento adverso, como nos sucedió hace 30 años.

Por lo tanto, y peor aun, una deuda percibida por los mercados como insostenible tiene como efecto inevitable un efecto adverso en el crecimiento económico y el bienestar.

Sin embargo, si la deuda es un instrumento de desarrollo para países como México,¿ hasta cuánto es prudente endeudarse?

Estudios transversales que analizan a diferentes países han encontrado que no hay un número mágico, ni nominal, ni con respecto al ingreso o al PIB de cada país. En un clásico sobre el tema(1)  se argumenta que se creía que un déficit financiado con deuda más allá del 8 por ciento del PIB conllevaba a desastre, sin embargo el estudio encuentra varios países que sostuvieron largos períodos con esos niveles de déficit financiado con deuda, sin sufrir shocks adversos.

Por lo tanto, la prudencia o exceso de un nivel de deuda requiere ser analizada en cada caso en particular, estudiando cuál es el riesgo de insostenibilidad de un monto determinado de deuda en un país.

El riesgo de insostenibilidad de una deuda se analiza en relación a la capacidad de un país de pagarla en el plazo comprometido; obviamente mientras más largo es el plazo, existe más riesgo simplemente porque no tenemos elementos para proyectar largos plazos.

En el caso de México, un cambio de régimen político-económico, como el que tuvimos a partir de 2018, representa un reto para los analistas porque no cuentan con comportamientos pasados de largo plazo que permitan conocer las políticas implícitas con las que un régimen resuelve sus necesidades diarias de gasto. Sin embargo, este gobierno ya ha mostrado reglas a los mercados en el manejo de su política fiscal: le ha puesto una limite superior a la totalidad de su deuda, del 51 por ciento con respecto del PIB, y ha reducido el déficit del año anterior este año de un 6 a un 4 por ciento del PIB. La manera en que lo ha hecho también ofrece información a los mercados sobre la política fiscal de este sexenio: no ha aumentado impuestos, sabiendo que éste aumento tiene efectos adversos sobre el crecimiento, ha previsto una mayor recaudación,luchando contra la evasión, y se ha apoyado en una disminución del gasto y una mayor eficiencia en la administración pública.

También el gobierno ha sido consistente con disminuir el riesgo de insostenibilidad de su deuda, al ejercer el déficit en mejorar el ingreso futuro, como es su prioridad de gasto en infraestructura, y en transferencias a las familias con menores ingresos.

El gobierno actual les está dando a los analistas y mercados una clase de moverse “by the book” en el manejo de su déficit. Eso nos da a los mexicanos la tranquilidad de que no tendremos sustos macroeconómicos durante los próximos 6 años,al menos y por lo menos.


(1) “Public Sector Debt and Macroeconomic Performance”
The World Bank, Oxford Economic Press

  • Patricia Armendáriz
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