El domingo pasado se conmemoró el 20 aniversario de la implementación de la Vía RecreActiva de Guadalajara. Considero que no ha habido, en los últimos años, otra acción que haya traído tanto beneficio y bienestar a tantas personas en una ciudad.
Todo inició un 12 de septiembre de 2004, cuando se inauguró el tramo de 11 kilómetros desde Tetlán hasta la Minerva, donde los ciudadanos de todos los estratos sociales y económicos disfrutaron de un respiro en la ciudad, un hecho que le cambió y sigue cambiando el rostro a la ciudad.
Cerrar la circulación de vehículos en una de las vialidades más importantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara todos los domingos durante cuatro horas no fue fácil; hubo resistencias y quienes auguraban su fracaso. Sin embargo, no fue así. Miles de ciudadanos disfrutaron y siguen disfrutando de la Vía, caminando, en bicicleta, con mascotas, en familia o participando en alguna de las muchas actividades a su alrededor.
Todo partió de un proyecto impulsado por muchos tapatíos, especialmente por José Palacios Jiménez, Rocío Herrera y Tomás López Miranda, quienes, a través de Guadalajara 2020, lograron convencer al entonces alcalde de Guadalajara, Emilio González Márquez, de convertir 11 kilómetros de la avenida Javier Mina/Juárez/Vallarta en un paseo, un espacio de recreación y esparcimiento para peatones y ciclistas, que rompiera la barrera física entre las “dos” Guadalajaras, divididas por la Calzada Independencia.
La idea se originó a partir del exitoso programa de ciclovías y ciclorutas de Bogotá, Colombia, implementado por los alcaldes Virgilio Barco en los años 70, Antanas Mockus en los 90 y Enrique Peñalosa en el 2000, quien envió a su colaboradora Lucy Barriga para apoyar en su implementación en Guadalajara. Hoy, la Vía RecreActiva se ha convertido en una referencia a nivel mundial.
Con el tiempo, la Vía RecreActiva amplió su horario de 8 a 14 horas; se implementa los domingos y días festivos, cuenta con 73 kilómetros que abarcan varios municipios, y se estima que la usan 300 mil personas en promedio cada domingo, además de decenas de jóvenes de servicio social que auxilian y orientan a los usuarios. Ha superado los vaivenes políticos y se mantiene libre de anuncios, pendones y manifestaciones políticas y comerciales. Los ciudadanos la apreciamos, la cuidamos y la disfrutamos. Así debe seguir.