En 75 años de existir como Estado nacional, Israel ha sostenido ocho grandes guerras contra las naciones árabes vecinas. Todo indica que estamos frente a la novena conflagración, con duración, alcances y consecuencias de pronóstico reservado.
La primera fue en el mismo año de su nacimiento, 1948, cuando enfrentó la reacción bélica de Egipto, Siria, Líbano, Jordania e Irak, ante la declaratoria de creación del Estado de Israel en territorio árabe palestino.
La segunda confrontación fue en 1956, cuando Egipto nacionaliza el canal de Suez e Israel se lanza, para tomarlo, al desierto del Sinaí. La tercera fue en 1967, cuando Israel inicia la guerra de los Seis Días para extender su territorio hacia la región este de Jerusalén, la región de Cisjordania, la Franja de Gaza, la meseta del Golán y el Sinaí egipcio.
El tercer conflicto armado se presenta en 1973, cuando Egipto y Siria expulsan a Israel del Sinaí, causando a su ejército importantes pérdidas.
El cuarto enfrentamiento fue en 1982, cuando las tropas israelíes entran a Líbano y sitian Beirut, a fin de expulsar de la ciudad al líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat.
En diciembre de 1987, un grupo de jóvenes civiles palestinos de Gaza y Cisjordania lanzan la guerra de las Piedras, o primera intifada, contra un grupo de judíos que se encontraba orando en el Muro sagrado de las Lamentaciones, ocasionando la quinta guerra.
En septiembre de 2000 estalla la segunda intifada (sexta confrontación bélica), cuando el líder opositor israelí Ariel Sharon se apersona en la explanada de las Mezquitas en Jerusalén, el segundo lugar más sagrado del mundo islamista.
En marzo de 2002, el ejército israelí lanza la mayor ofensiva desde 1967, cuando realiza en las principales ciudades de Cisjordania una “ocupación preventiva”, ante la presunta incursión terrorista que preparaba el grupo extremista Hamás. Fue la séptima conflagración.
En 2014, Israel lanza en la Franja de Gaza la operación Margen Protector para desarticular y obligar a una retirada a las milicias guerrilleras terroristas de Hamás asentadas en la zona, provocando el octavo enfrentamiento armado en la región, que devino en el actual bloqueo por tierra, mar y aire a la Franja.
En estos 75 años, a cada uno de los conflictos lo han seguido diversos acuerdos de paz. Los más importantes fueron el de 1979: la paz con Egipto; el de 1994: la paz con Jordania; el de 1993: cuando Israel y la OLP forman los acuerdos de Oslo, que reconocen por primera vez a la Autoridad Nacional Palestina, y el de 2020: la paz con los Emiratos Árabes Unidos.
Difícil decidir quién tiene la razón en esta cadena de agravios, abusos y golpes mutuos. Ambas partes cuentan con justificaciones y posturas legítimas. El reconocer a cada pueblo su derecho a constituir un Estado nación es la postura que más periodos duraderos de paz ha traído a la región, pues ello requiere de liderazgos negociadores y dispuestos a ceder, proporcionalmente, a algunas de las demandas de cada una de las partes.
Por el contrario, cuando dirigentes o militares extremistas ocupan las principales posiciones en ambos bandos, sobrevienen entonces la intransigencia, la soberbia y la guerra, como la que actualmente está en curso. La novena confrontación bélica: cuando los extremos se juntan.