Ni cómo negarlo, México está a punto de entrar a una grave crisis constitucional. Sin embargo, la propia Carta Magna ofrece la solución para salir del aprieto.
El punto central del debate radica en que, independientemente de la reforma judicial, los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación continúan en funciones.
La reforma no le quitó a la Corte su responsabilidad como máximo órgano constitucional y no hay ninguna otra instancia en el Estado que supla esa tarea. De ahí que, mientras permanezcan en el cargo, las y los ministros no puedan excusarse a la hora de revisar la constitucionalidad de una ley o, como es el caso, las contradicciones que lleguen a presentarse entre artículos o párrafos contenidos dentro de la misma Carta Magna.
El viernes pasado el diputado Sergio Gutiérrez Luna presentó una iniciativa que pretendería quitarle a la Corte su papel como Tribunal Constitucional cuando existan discordancias dentro del texto constitucional. Sin embargo, no ofreció una alternativa al problema.
En otros países el Tribunal Constitucional y la Corte son dos instancias distintas. Eso resuelve problemas cuando las personas ministras se vuelven juez y parte, pero en México no contamos con ese modelo.
Ante esta realidad no existe fundamento para exigir a la Corte que no discuta la eventual contradicción que la reforma judicial tiene respecto al resto de la Constitución y, más importante aún, no hay nada que impida al Máximo Tribunal decretar la expulsión del nuevo ordenamiento del sistema legal mexicano.
A lo anterior se suma que en este preciso momento político haya ocho personas ministras manifiestamente en contra de la reforma y que con ese número baste, según la misma Carta Magna, para declarar su inconstitucionalidad.
No obstante, el primero de enero del año próximo esa composición va a modificarse. Con el relevo del actual ministro Luis María Aguilar y el ingreso de una nueva persona ministra, nombrada por la mayoría, se reunirían las condiciones tanto políticas como constitucionales para sacar adelante la reforma.
Zoom: Es innegable que estamos por ser testigos de una grave crisis constitucional, pero también lo es que, acudiendo a la paciencia, la propia Constitución prevé cómo salir de ella.