¿Andy 2030?

Ciudad de México /

Luego de que dos consejeros tabasqueños de Morena dejaran caer el borrego de proponer a Andrés López Beltrán para el Comité Ejecutivo Nacional del partido, la senadora e inminente secretaria de Estado, Citlalli Hernández, fue la primera en levantarlo y ponerlo a balar: “Si Andy participa, si lo proponen, lo respaldan, tiene todo el derecho; a mí me parece que es un político y un compañero muy comprometido que haría un gran trabajo… Es un hombre que conoce de política, que ha ayudado muchas veces al movimiento”.

Los que recordamos el arcano lenguaje de la dictadura tricolor sabemos que los panegíricos nunca son gratuitos. Y, efectivamente, días después, el mismo Presidente confirmó el tanteo: “No voy yo a influir en nada —lo cual quiere decir que tiene la intención de traerlos a todos de los dídimos—, pero él sí quiere participar en Morena… pues, imagínense, si en la casa siempre escucharon desde niños la palabra justicia, democracia y la política, siempre”. López Obrador siguió diciendo que hizo un pacto con sus hijos para que durante su sexenio no ocuparan puestos en el gobierno, con el fin de no prestarse a nepotismo o a tráfico de influencias, pero que una vez fuera del poder ellos estaban en su derecho.

No que fuera necesario pacto alguno para evitar algo que hubiera sido, a todas luces, irresponsable y éticamente reprobable, pero el asunto es que, aunque al Presidente quizá le baste un par de zapatos para ser feliz, sus hijos parecen tener otras necesidades. Efectivamente, éstos nunca ocuparon puestos formales en la administración de su padre, pero eso no les impidió lucrar obscenamente con ella con la complacencia presidencial: cómo olvidar al compañero de sus juventudes, Amílcar Olán, con su ya clásico: “Ya cuando se descarrile el tren, ya va a ser otro pedo”.

Así, el anuncio de que López Beltrán tomará el liderazgo del nuevo partido de Estado no augura nada bueno. No sabemos todavía cómo afectará eso a Luisa María Alcalde, quien se perfilaba para la presidencia del guinda. No que importe mucho; ya sabemos que López Obrador coloca mujeres donde quiere poder imponerse sin que le salgan con remilgos; quizá eso sea el feminismo silencioso. Y, ya que estamos, también falta ver lo que el asunto representará para Claudia Sheinbaum: al menos en el viejo PRI le dejaban al mandatario en turno elegir a su sucesor, pero parece que el hoy dueño y señor del aparato que controla el Ejecutivo y el Legislativo, y que pronto sabremos si subyuga también el Judicial, quiere amarrar todo el poder bajo la bota de su apellido, y de nadie más, no sólo en el presente, sino en el futuro previsible.

Ayer mismo, Félix Salgado Macedonio perfiló las intenciones cuando dijo que Andy “es un excelente cuadro para convertirse en secretario general de Morena, y no hay que descartarlo como posible candidato presidencial en 2030… muy chambeador, muy conocedor y muy inteligente, él conoce también toda la República, Andy, muy bueno, muy bueno”, dijo en entrevista.

Ojalá me equivoque pero, a como van, el camino venezolano se va a quedar en quítame estas pajas.


  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Milenio (Milenio Monterrey y Milenio Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Milenio Diario con su columna Artículo mortis
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