DOSCIENTOS AÑOS DE COAHUILA Y TEXAS IX

  • Tiempo vivido
  • Rodolfo Esparza Cárdenas

Laguna /

Estamos a punto de cerrar esta serie de artículos, a través de los cuales se quiso informar de los hechos sucedidos a partir de la fundación del estado de Coahuila y Texas en el año de 1824, y cuál fue el destino de estos territorios que se resolvió dolorosamente en el año de 1836, con el fin de contribuir a fortalecer la identidad y sentido de pertenencia de los coahuilenses. 

Se dijo que después de la separación de Texas al declararse nación independiente México se preparó con muchas penurias a recuperar ese territorio en disputa indirecta con un proyecto expansionista de los vecinos del norte.

En enero de 1836 Santa Anna había puesto en marcha dos columnas hacia Texas; la de Ramírez Sesma que partiría de Monclova a Rio Grande y la de Urrea que avanzaba a lo largo de las playas del Golfo de México. 

Ramírez con mil quinientos cuarenta hombres, con una artillería de 6 cañones de distinto calibre y dos obuses siete pulgadas cada uno; Urrea contaba con doscientos noventa y tres soldados de caballería, ocho presidiales y un cañón de 4 milímetros, además del batallón de mayas y otros cuarenta hombres de distintos cuerpos. 

El 25 de enero Santa Anna salió de Saltillo con 185 zapadores, 120 artilleros, 3064 infantes y 500 de caballería, más doce cañones. Filisola a manera de crítica escribió que no se llevaban médicos “ni un mal botiquín, ni una hila, ni una vara de lienzo para vendajes”. 

Había sucedido que no pudieron reclutar a ningún médico. 

Realmente no era un ejército, sino hombres que a fuerza o bien motivados por algún patriotismo se habían sumado a esa aventura.

Al llegar el Río Bravo o pudieron pasar todas las carretas y tuvieron con ello que dejar un buen número de municiones y para colmo sufrieron las consecuencias de una gran nevada, fenómeno vivido por primera vez por la mayoría de los soldados; estos hechos mermaron las fuerzas en 400 efectivos entre deserciones y muertes por las inclemencias del clima, según datos que aportó años después Santa Anna.

Tratando de levantar el ánimo, Santa Anna escribió y expuso una proclama, cuyo exhorto final dice:

 “Soldados, vuestros compañeros de armas han sido traidoramente sacrificados en Anáhuac, Goliad y Béjar y a vosotros os toca castigar a los asesinos…Marchemos al terreno donde nos llaman los intereses de la Nación a quien servimos”. Continuará

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