Estoy convencido que detrás de la opacidad en los actos de gobierno está la corrupción, el enriquecimiento a costa del erario, una muy antigua práctica de la cual pocos han prescindido a lo largo de la historia, por lo que se han gestado formas de ocultar su ejercicio, para no aparecer deshonesto, indecoroso, obsceno, licencioso, en una palabra, sinvergüenza.
Inherente al hombre la tendencia quizá sirva Freud para explicar su existencia cuando refiere los impulsos instintivos que busca la gratificación inmediata, pulsión que surge de las necesidades biológicas y emocionales tendientes a reducir la tensión corporal y emocional; pulsión de autoconservación que se enfoca a la supervivencia, su sede: el ello, parte primitiva que opera bajo el principio del placer, impulsos y deseos inconscientes que buscan la gratificación inmediata, en fin buena justificación para los “yo” de los corruptos que sofocan al super yo y a la internalización de las normas sociales y morales que funciona como una conciencia, para no generar sentimientos de culpa y sí pretextos o justificaciones, y poder decir “ya ven no es mi culpa, está en la naturaleza humana”.
La ciudadanía mexicana con base en la moral y la justicia social presionó para crear instituciones que vigilaran la transparencia y la rendición de cuentas de los dineros públicos, su afán combatir las prácticas y métodos sofisticados para la malversación del dinero.
Pero llegó un gobierno que, bajo la promesa de borrar la corrupción, encontró la forma de simplemente eliminar el material de prueba.
Primero no se anduvo con pichicaterías, hubo obras verdaderamente costosas, tres veces lo presupuestado, que se reservaron de la vigilancia ciudadana, todo en la obscurito, se eliminó la transparencia y la rendición de cuentas y fue por la eliminación de las instituciones que vigilaban esas acciones.
Así se está construyendo el reino de la opacidad, de la corrupción a gran escala y del endeudamiento sin esclarecer el destino del dinero.
Comprando el silencio con pensiones y becas donde se pueden construir nóminas a voluntad sin vigilancia alguna.
Sin contra pesos, sin división de poderes al eliminar su independencia para someterlos a un solo mando, se afectan los derechos humanos asegurando la obediencia y control de quien los debería defender.