La memoria es un referente que nos permite sortear la realidad presente, en el consciente están a la mano los recuerdos agradables y los ásperos, lecciones que nos hicieron madurar, y en ambos casos nos permiten recuperar a las personas queridas y a las que nos pudieron infligir intencional o inintencionalmente.
Los seres queridos, respetados, motivan recuerdos recurrentes, más cuando ya no están en el mundo físico lo cual nos impide agradecer personalmente su amistad y afecto, pero sí rememorar y compartir con otros esos recuerdos que nos dan la ilusión de su presencia perene.
Eso sucedió el pasado 21 de octubre, fecha en que murió, hace dos años, nuestro estimadísimo amigo Gilberto Prado Galán, cuando un grupo de amigos quisimos rendirle un homenaje no solo por su enorme amistad que en vida nos brindó, sino para recordar su gran talla como ensayista, poeta, palindromista excelso, maestro y conferencista que figuró en el mundo de la literatura mexicana y latinoamericana y desde luego coahuilense sin par.
El Instituto Municipal de Cultura que dirige Méndez Vigatá tuvo el acierto de publicar su último libro “Ella era el Jardín”, considerado por Gilberto su mejor libro hasta el momento; lo recordamos ansioso por su edición y con la urgencia de darlo a conocer, lo cual sucedió en Monterrey una semana antes de su muerte, ¿acaso tuvo la premonición del suceso y a eso se debía su prisa? No lo sabemos, pero fue claro para todos cómo extrañaba a su amada esposa a quien dedicó su última obra.
Fue concurrida la conmemoración, acontecida en la Casa de Cultura el Norte o Casa Morelos; se recordó su obra, sus grandes premios, su afecto incondicional, su personalidad sencilla y quizá por eso más grande.
Ese lunes en el marco de la Feria del Libro Infantil y Juvenil que promueva el Instituto de Cultura Municipal, se inauguró también la Biblioteca Móvil que lleva su nombre, Nos queda pendiente la formación del Centro de iniciación literaria, Gilberto Prado Galán, que no solo contenga sus obras, sino que sea el sitio para su estudio y para la enseñanza de la literatura para los niños y jóvenes laguneros; donde se prosiga sembrando la vocación pedagógica de Gilberto; una tarea que esperamos tenga eco en las autoridades municipales y estatales de cultura y pronto estemos inaugurando esta noble institución.