El espíritu emprendedor no tiene edad. Conozco a emprendedoras de distintas edades, algunas son jóvenes por lo que usan su conocimiento en métricas y redes sociales para impulsar sus negocios, otras tienen familias y ven en su empresa un fuente de ingresos, y por último están las mayores, quienes gozan de su tiempo libre, pues los hijos ya no viven en casa, por lo que depositan su energía en un proyecto propio.
Recientemente vi en la Radiografía del Emprendimiento en México 2024 que el 39.8% de los emprendimientos en México son de mujeres, las cuales están en una edad promedio de 33.4 años.
Mi compañera Verónica López recientemente escribió una nota que reveló que del total de esquemas de emprendimientos que lanza la Secretaría de Economía de Puebla, un 70% son aprovechados por mujeres. Lo que significa que en Puebla las mujeres se han tomado muy en serio el papel de emprender.
Ser emprendedora revela un cambio en el sistema, de hecho ya existe el término para este fenómeno social: “emprendimiento femenino”. Y éste implica que una mujer se empodere y que tome el rol de liderazgo en una empresa. Cosa que antes era imposible.
Esta semana conversaba con una mujer que tiene muchas ganas de volver al mundo laboral. Entre la plática resultó que uno de sus pasatiempos puede convertirse en un negocio. Reflexionando creo que hay muchas mujeres que desean emprender y aún no lo saben.
En la radiografía antes citada me llamaron la atención los 14 motivos por los que las mexicanas quieren emprender, entre los tres primeros destacan: Búsqueda de crecimiento personal y profesional (26.9%), encontró una oportunidad de negocio (26.7%), y necesitaba incrementar ingresos (26.2%).
Una vez que las mujeres se deciden a emprender tienen que enfrentar una serie de obstáculos para lograr que su negocio sobreviva y no solo se quede en un buen deseo o un negocio informal, por lo que como sociedad si tenemos oportunidad de consumir los productos y servicios de esas empresas debemos hacerlo. Por otra parte nuestros legisladores y funcionarios deberían impulsar más programas de emprendimiento femenino, pues solo así lograremos apoyar a las mujeres que mucho nos han dado.