Chivas no tiene memoria. No entiende su propio pasado inmediato y no ve la realidad en la que está sumida por malas decisiones, abandonos, pésimas determinaciones a nivel directivo y dueño. Aceptando que su equipo, uno de los más importantes de Norteamérica, sea manejado por “segundones” que no conocen y ni tienen la menor idea de los que es Chivas y para prueba el pésimo manejo que le dieron a la era después de Fernando Gago, a éstos los dejó encargados Fernando Hierro, aceptado por Amaury Vergara, quien hoy parece estar encantado con la idea de que a Chivas lo dirija un español, ya que la agenda de los directores deportivos parece relucir por sus cinco contactos que tienen.
De nuevo suena el nombre de Albert Celades, quien parece ser el bueno de los escritorios de Chivas, año tras año su nombre figura, ya sea por promotor o por directivos que dicen conocerlo, pese a que la afición no le encanta la idea. Los otros dos de igual manera españoles: Oscar García y Javier García, no son hermanos ni primos, pero a la directiva de las Chivas enloquecen.
Tres técnicos de corte similar, de bajo perfil, que obedecen a copiar estilos y moldes, pero como son extranjeros, en Chivas creen que deben de ser respetados, disciplinados y para la plantilla puede generar mayor credibilidad.
Por increíble que parezca, Chivas continúa con la misma tijera, la cual no ocupa para cortar a quien no ha dado ni un punto positivo: sus directivos, esta misma tijera es la que está diseñando el siguiente año para el Guadalajara y todo parece que Fernando Hierro maneja a Chivas a control remoto, por teléfono, recomendaciones y un manual de ejecución que dejó en su escritorio.
Este torneo no pinta nada bien para Chivas, y lejos de buscar posibilidades, la responsabilidad comienza a caer en manos de quien la delega a diestra y siniestra, el dueño del equipo: Amaury Vergara.
Árbitros olvidados y otros empoderados
Le cierran las puertas al Cantante Fernando Guerrero después de ser despojado del gafete FIFA por parte de Osses y Archundia sin pleno aviso y bajo la hipótesis de faltas al reglamento según el nuevo jefe de la Comisión de Arbitraje, Juan Manuel Herrero, éste ha delegado esa responsabilidad al presidente de la FMF, Ivar Sisniega.
Otro que por increíble que parezca ha tomado fuerza ante el debilitamiento de Archundia es Enrique Osses, quien a últimas fechas se ha empoderado y hoy controla en absoluto todo lo que tiene que ver con el arbitraje mexicano. La pregunta es: ¿Por qué? Cuando su trabajo ha dejado mucho que desear a pesar de su basta experiencia.
El arbitraje mexicano continúa dividido, amenazado y lo más importante e increíble es que sigue con consentimientos para algunos y algunas, mientras que otros están a la espera de una oportunidad, ya que les han tocado un tema que a todos nos duele que es la cartera, una idea que vino desde los altos mandos de la FMF y que hoy es un modo de control para los silbantes.
Herrero lleva un mes en el cargo y parece que su puesto por gestión es de adorno, ya que de lo prometido, no hay absolutamente nada; parece que el arbitraje mexicano es ingobernable, ¿será?