La ratificación de Rosario Piedra Ibarra para continuar al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos permitió a la oposición reconstituirse alrededor de su no siempre trivial narrativa esquemática antigubernamental.
Incluso la prensa convencional simpatizante de la izquierda decidió no evadir la caricaturización de la especie de “dedazo” que habría ocurrido, sostienen, a partir de una presunta correa transmisora de decisiones supra presidenciales desde un par de notables liderazgos tabasqueños para entregar “un hueso” a la persona con la menor calificación de las aspirantes a una posición de Estado, la cual ciertamente está sujeta a un deterioro público por doble razón: mucho menor presencia opresiva y represiva del gobierno y dado el perfil crítico ausente de su directiva, según algunos advierten en Piedra.
A pregunta expresa sobre la ratificación de Piedra Ibarra al frente de la CNDH, la Presidenta Claudia Sheinbaum, después de destacar autonomía atribuible a los senadores, de sugerir frontalmente respeto por la beneficiaria de la decisión y de destacar la diferencia del régimen anterior al 2018 respecto del actual, atajó a un comunicador: “Es una decisión del Senado. Y hasta ahí”.
El “hasta ahí” de Sheinbaum es significativo. Se ha expresado en relación con algunos comentarios poco diplomáticos del embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, quien por otra parte ha sido ratificado en su agonizante permanencia en México y en sus dichos por el derrotado Joe Biden. No desconozcamos que las opiniones de Salazar son las de un gobierno. Igualmente fiel es Sheinbaum al deber de la defensa de los intereses nacionales.
Y sí, esos intereses los define con base en el marco normativo la representación mayoritaria del electorado convertido en gobierno. Un solo canal de comunicación dijo la Mandataria: la Cancillería y su titular Juan Ramón de la Fuente. De la pausa en las relaciones establecida por el expresidente Andrés Manuel López Obrador al restablecimiento en un escenario de coordinación, más no de subordinación y tampoco de quietud respecto a Salazar. Hasta ahí.
También en relación con la elección-designación de Jorge Romero al frente del PAN, Sheinbaum dispuso el límite. Destacó la presuntamente cleptocrática personalidad del nuevo dirigente panista. Es el líder del cártel inmobiliario y no el legítimo representante de la principal oposición al Obradorismo. Hasta ahí.
A los cuestionamientos de Salazar sobre los resultados en seguridad, Sheinbaum ofreció un dato: menos 17.4 por ciento en el promedio diario de homicidios dolosos en el país, con mayor profundidad en algunas entidades, como la CDMX gobernada por Clara Brugada, donde es de 44 por ciento. Hasta ahí.
La expresión de la Presidenta anuncia su interna y creciente disposición a la entera soberanía de sus decisiones, respetos y opiniones. Lo demás es renuencia de opinadores a reconocer su entero poder. Y hasta ahí.