¿Cuánto y qué abarcan nuestros derechos? En lo general no lo sabemos, nadie nos ha explicado cuáles son, cómo se dan, cada cuándo, hasta dónde, para qué... En teoría, responder estas preguntas es una responsabilidad como ciudadanía, sin embargo, no contamos con un proceso de andamiaje educativo y formativo para conocerlo.
Por ello, la manera más usual de tener una proximidad a nuestra realidad es por medio de la fenomenología: experiencia de vida, la perspectiva del sujeto, la búsqueda de la comprensión de lo que nos ocurre que, como efecto colateral, puede producir una especie de toma de conciencia individual y/o colectiva (si es que se llega a ese punto).
La verdad es que no tenemos idea de cómo nuestros derechos se operacionalizan jurídica y sustantivamente en leyes, políticas públicas, proyectos, programas, presupuestos y conceptos tan abstractos como igualdad, no discriminación, género y libertad, por citar algunos.
Por ejemplo, no sabemos cómo buscar y solicitar información pública en el ICAI; que la organización Amigos del Desierto de Coahuila A.C., recibió una transferencia de más de 9 millones de pesos.
Tampoco conocemos que existe un Programa Estatal para niños y niñas víctimas de violencia feminicida, pero solo tiene 216 mil pesos para operar.
Otro tema desconocido es que, de acuerdo a la Ley en el Estado, existe una Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, pero ésta recientemente fue desaparecida por el Tribunal Constitucional del Estado y que, a su vez, la figura de Amicus Curiae ha sido puesta en entredicho.
Que la ciudadanía coahuilense conozca esta y más información nos ayudaría a repensar acerca del ejercicio de nuestros derechos de una manera más ampliada.
Sin embargo, aún teniendo la información a nuestro alcance queda mucho por comprender: cómo usarla; cómo se traduce en impunidad y corrupción, cómo abona a un Estado de Derecho o nos impacta en lo personal o privado, en la comunidad, en nuestra sociedad y en nuestros derechos humanos.
@incidefemme