Contra todo pronóstico

Jalisco /

La lengua griega tiene una palabra para describir una obsesión: póthos. Es el deseo de lo ausente o lo inalcanzable, un deseo que hace sufrir porque es imposible de calmar, dice Irene Vallejo.

La Luz del Mundo ha sido objeto de la mayor campaña de desprestigio en su contra, orquestada por la obsesión de destruir la fe de los creyentes y la unidad que éstos tienen con el apóstol de Jesucristo, Naasón Joaquín García. Hace cinco años inició la campaña y las advertencias de lo que pasaría entonces no se hicieron esperar. Los medios de comunicación, impresos y digitales presagiaban el futuro La Luz del Mundo con tal manipulación que el encanto de los titulares amarillistas provocó el inevitable odio contra los creyentes. El póthos de unos cuantos le dio la vuelta al mundo anunciando la “inevitable destrucción” de la iglesia.

Ese año de 2019, el apóstol de Jesucristo respondió con la realización de la Santa Cena en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, congregando a medio millón de personas. Entonces ese sufrimiento imposible de calmar de unos cuantos había comenzado. Obsesión y sufrimiento van a estar presentes en ese grupúsculo de personas que han mentido descaradamente, esperando la destrucción de La Luz del Mundo. Tras la Santa Cena en 2019, vinieron los años de la pandemia. En 2020 y 2021, la pandemia obligó la suspensión de reuniones multitudinarias y, nuevamente, el apóstol de Jesucristo reunió a los millones de creyentes para ser testigos de la primera Santa Cena virtual, aunque materializada con los hermanos de Phoenix, Arizona, en 2020. En 2022, la pandemia estaba quedando atrás y la Santa Cena se llevó a cabo, nuevamente, en los templos más grandes en más de 30 sedes simultáneas y bajo una modalidad mixta.

El año pasado, la Santa Cena presencial y multitudinaria regresó a Guadalajara para congregar únicamente a los creyentes de México. Previamente, durante los primeros cinco meses del 2023, se llevó a cabo Santa Cena en Israel, en algunos países de Europa y en algunos países del Caribe. En agosto del año pasado, se reúne una vez más, cerca de medio millón de personas en Jalisco, México. Ningún medio de comunicación de los que habían advertido la destrucción de la Luz del Mundo cubre el evento, pero las redes sociales de los miles y miles de creyentes testifican que la Iglesia continúa viva. Durante todo este tiempo, el sufrimiento de los que pronosticaban caos y desolación se incrementa, mientras que la felicidad y la paz de los creyentes de La Luz del Mundo abre paso a las críticas y resiste el odio en su contra.

Este 2024, Norteamérica, específicamente Estados Unidos y Canadá, recibe la Santa Cena que envió el apóstol Naasón a los creyentes en estos países. Por primera vez se celebra en Canadá y, en Estados Unidos, se llevan a cabo 7 reuniones regionales. Nuevamente, los medios de comunicación que vaticinaban el fin de La Luz del Mundo guardan silencio respecto de las reuniones multitudinarias.

En estos días, la Santa Cena está presente en 22 sedes alrededor del mundo. Los miles de creyentes que se encuentran en Belice, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Panamá y Costa Rica, participan, disfrutan de la reunión de los hermanos en sus lugares de residencia. Misma situación viven los creyentes en Colombia y Brasil, así como en Australia y Hawaii.

Cada reunión de la festividad más importante para los creyentes de la iglesia La Luz del Mundo es una respuesta contundente al odio y obsesión de unos pocos y, al mismo tiempo, anuncia la comunión con Cristo de miles y miles de religiosos. Y desde hoy se sabe que México tendrá Santa Cena el año que viene, justo en el umbral del centenario de la Iglesia en esta era de restauración.


  • Sara S. Pozos Bravo
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