Prevención y confianza

León /

La adopción sistémica de intervenciones tempranas ofrece una oportunidad valiosa para alinear los incentivos de todos los actores en el ecosistema de la salud. En México, donde la prevención ha cobrado relevancia en el discurso público, el potencial de impulsar poblaciones más saludables se hace aún más evidente. El rol del médico se redefine para ir más allá de la atención reactiva, enfocándose en la identificación oportuna de factores de riesgo y promoviendo estilos de vida saludables que eviten complicaciones a largo plazo. Esta transformación impulsa nuevas formas de conexión entre médicos y pacientes, que pueden fortalecer la relación de confianza esencial para lograr buenos resultados.

La generación de médicos que se está formando hoy en el país entiende la importancia de orientar sus interacciones hacia la prevención. Sin embargo, muchos jóvenes profesionales anticipan una caída en la confianza por parte de los pacientes. Estos temores están íntimamente ligados a la proliferación de información poco fiable, fenómeno que no es ajeno a la realidad mexicana. La credibilidad de la comunidad médica se ve comprometida cuando la desinformación circula sin filtros en redes sociales y medios poco regulados. En un contexto donde históricamente ha existido un desequilibrio en el acceso a la educación y a fuentes confiables de conocimiento, esta ola de contenido impreciso puede dificultar aún más el diálogo honesto entre médicos y pacientes.

Los médicos jóvenes señalan la falta de confianza como un obstáculo creciente, un porcentaje significativo afirma que en 2035 la relación con los pacientes se verá aún más dañada por la desinformación. Muchos de los que se encuentran en su etapa de formación están convencidos de que deben reforzar las estrategias de comunicación y empatía para ganarse el respeto y la credibilidad de quienes atenderán en el futuro. Al querer adelantarse a las necesidades de las comunidades, estos futuros profesionales apuestan por modelos de atención integral que incluyan educación sanitaria y programas de alcance comunitario. Así, podrían atenuar los estragos de la desinformación antes de que afecte de forma irreversible la toma de decisiones clínicas.

En el contexto mexicano, la importancia de generar confianza se pone de manifiesto cuando se busca fomentar campañas de vacunación o programas de tamizaje temprano. Si el escepticismo hacia la labor médica se incrementa, será más difícil implementar políticas de salud pública o impulsar la colaboración entre instituciones sanitarias y poblaciones vulnerables. Como médico formado tanto en la práctica clínica como en la gestión de sistemas de salud, considero fundamental que el sector se renueve en su enfoque de comunicación. Es esencial proveer información veraz, accesible y culturalmente sensible, adaptada a las diversas realidades que conviven en el territorio nacional. Al mismo tiempo, los médicos pueden dar un paso al frente como líderes en sus comunidades, promoviendo una visión de la medicina que trascienda la consulta individual y se arraigue en la prevención y la educación.

Este desafío requiere que la nueva generación de profesionales abrace la colaboración multidisciplinaria y aproveche la tecnología responsablemente para contrarrestar las fuentes de datos poco confiables. La telemedicina, por ejemplo, ofrece oportunidades para llegar a zonas rurales con escasez de personal de salud, siempre y cuando se acompañe con un componente educativo enfocado en la identificación de mitos. De igual modo, las redes sociales y plataformas digitales se convierten en campo de acción donde los médicos pueden promover información contrastada y crear redes de apoyo que fortalezcan la confianza.

México está en un momento en que los cambios demográficos, la transición epidemiológica y el auge de la tecnología pueden confluir positivamente si se gestionan con una visión de salud pública incluyente. Apoyar a los jóvenes médicos en su formación y facilitar el desarrollo de competencias comunicativas y culturales les permitirá responder a los retos que plantea la desinformación. Más allá del consultorio, estos profesionales pueden volverse referentes, fomentando el diálogo y la transparencia sobre las intervenciones que realmente beneficien a la población y reforzando la idea de que la prevención es el camino para mejorar de manera sostenible la calidad de vida de la gente. 


* Médico Investigador, Maestro en Dirección de Instituciones de Salud y Especialista en Gestión de Salud y Bienestar Corporativo


  • Víctor Andrade Carmona
  • victor.andradeca@anahuac.mx
  • Médico investigador del movimiento Ciencia Previene Violencia, una iniciativa del Instituto de Salud Pública Anáhuac, Universidad Anáhuac.
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