De acuerdo con la Asociación de Industriales del Sur de Tamaulipas, alrededor de 40 empresas internacionales se concentran en Altamira.
La creación de un puerto y corredor trajo consigo ver este sitio, con más de 9 mil hectáreas disponibles para fábricas o naves, un lugar idóneo en materia de desarrollo económico.
La intención fue buena pero los problemas llegaron por dos situaciones. La cultura “ranchera” hizo florecer los cacicazgos, líderes territoriales convertidos más adelante en presidentes municipales, luego en “personajes de peso” con poder económico como de movilización para definir una elección.
Lo segundo y más doloroso para el pueblo, el romper con la estrategia de puerto-ciudad elaborada por especialistas y hasta el mismo gobierno federal hace casi cuatro décadas. Proliferaron la anarquía, el desorden y hasta el interés monetario.
Hoy, se amontonaron colonias en los alrededores de las industrias; otras quedaron “lejos de la civilización”.
Si le seguimos con el impacto a sus habitantes, continúa como evidente en algunos sectores la escasez de servicios básicos, calles sin pavimentar, alumbrado, vigilancia, agua potable, transporte público y sin muchos negocios para cubrir el mercado de nivel medio.
El trienio por terminar de Armando Martínez Manríquez logró ciertos aspectos. Si lo comparamos con su antecesora Alma Laura Amparán y de sus vecinos como Ciudad Madero donde gobernó Adrián Oseguera, con todo y el reflector de Playa Miramar, por supuesto que la diferencia es enorme.
Solo con poner a Marriott, una cadena de hoteles y su plan de establecer una estancia, es un resultado a esa determinación de hacer cosas diferentes.
Le falta todavía bastante cuando Tampico es el beneficiado directo e indirecto en la derrama de dichas firmas trasnacionales.
Es un avance lo logrado, pero Altamira necesita mucha más prisa para corresponder desde el ámbito gubernamental al sector privado, sus proyectos, inversiones y los empleos. En pocas palabras, meterse de lleno a la globalización.
Ojalá se den muchos pasos en los tres años por venir y estar al nivel de la iniciativa privada, sobre todo, si el edil se deja aconsejar menos por varios personajes muy a su alrededor y escucha a los expertos.