Exactamente en una semana concluye la peor legislatura de la vida pública de Tamaulipas. Lejos de los auténticos temas de interés social, entre golpes bajos, ofensas, jaloneos y agresiones, más incongruencias de un bando y del otro, no hay otra manera de catalogar la actuación de los diputados locales que ocuparon su curul entre 2021 y 2024.
La defensa descarada y hasta cínica hacia un personaje, el chapulineo de legisladores llegando a través de un color o alianza para brincar al bando contrario, entre los intereses personales y económicos como las ofertas realizadas, resume el actuar de la mayoría con una calificación de infumable, muy triste para los tiempos donde el pueblo dejó de ser tonto y ahora es un importante actor.
Bajo esta referencia, el lunes 30 de septiembre arribará un nuevo contingente de mujeres y hombres respaldados por la ciudadanía durante la pasada jornada del 2 de octubre y cuyo fin, más allá de las propuestas de ley y todo aquel reglamento o iniciativa con una urgencia de reforma al afectar a 3.7 millones de habitantes, es elevar la calidad del debate.
Está muy claro el bando morenista con mayoría absoluta en el pleno, el encargado será Humberto Prieto.
El reelecto diputado originario de Reynosa ganó finalmente la carrera por encabezar el Grupo Parlamentario, como seguramente presidir la Junta de Coordinación Política, sin sombra en el interior de su bancada como tampoco en el exterior.
El gran asunto es qué tanta capacidad tendrá el fronterizo de llevar una cordialidad sobre todo con el único grupo antagónico.
El Partido Acción Nacional, con más figuras representativas del cabecismo en lugar de ser un verdadero frente plural del organismo político, habla de estar dispuesto a ser responsable, aunque eso no dé la garantía de lograr acuerdos con éxito.
El Parlamento requería una auténtica sacudida y los votantes la dieron en los pasados comicios.
En el estado se requieren poner orden en muchos aspectos, desde garantizar la seguridad, la justicia, la movilidad y los servicios básicos, el romper con el paradigma del político intocable y sea o haya sido servidor público, enfrente cualquier hecho imputado sin fuero. Y otros asuntos más hay en la mesa.
El Congreso de Tamaulipas ya tocó fondo. Es momento de recuperar su prestigio.