Los años posteriores a la pandemia del covid-19 resultaron muy duros para los 3.5 millones de habitantes de esta parte del noreste de México.
Mientras tenían que afrontar la emergencia sanitaria que cobró miles de muertes, las acciones para evitar un mayor contagio y regresar a las actividades habituales interrumpidas desde marzo del 2020, otro asunto no menor debieron soportar.
En una creciente batalla en las redes sociales, en los mensajes enviados a través de discursos, en acciones legales, amenazas y contraataques, la polarización política invadió el sentir de la población tamaulipeca en momentos de mucha trascendencia por los cargos públicos en juego, todos de suma relevancia para los partidos involucrados.
Ese choque encabezado por el lado de Morena y su contraparte del PAN enardeció el ambiente a partir del 2021.
Los guindas estaban dispuestos a arrebatarle posiciones claves a los azules, para tomar la mayoría del Congreso del Estado y quedarse con seis de los siete ayuntamientos de mayor presupuesto.
Esto abrió camino para la contienda a la gubernatura y la segunda alternancia en la vida pública del estado, al salir victorioso Américo Villarreal Anaya en otra batalla cargada de un ambiente tenso y complicado, incluso para los actores alejados de esos bandos.
Todo parecía vislumbrarse hacia el 2024 hasta que un hecho trágico provocó una votación extraordinaria por un puesto en el Senado de la República.
Es cierto, fue más una decisión basada en la participación de las estructuras y ahí Morena salió fortalecido, pero de los dimes y diretes nadie se salvó.
Así está por concluir este 2024 con los mismos sobresaltos y características de sus antecesores. La diferencia fue los logros del partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, minimizando a sus opositores.
Pero lo mejor para la población es un auténtico descanso político-electoral en el 2025. Dejemos a un lado las campañas, spots agresivos, pago de espacios para denostar a los rivales, fake news en las plataformas digitales y demás acciones con un trasfondo o intención de mover conciencias.
Hay un cierto alivio; excepto para el INE, obligado a sacar la votación de los jueces y magistrados del Poder Judicial. Esa es otra historia.