Una noticia tan sorprendente como al mismo tiempo difícil de entender hasta nuestros tiempos, sucedió en mayo del 2016: el futbolista profesional Alan Pulido, originario de Ciudad Victoria, que defendió a franquicias como Tigres de la UANL, Chivas del Guadalajara, jugó en Grecia y hoy milita en la MLS, fue privado de su libertad.
Lo extraño fue, tras conocerse la noticia que traspasó en aquellos tiempos el ámbito deportivo para irse a lo policiaco y más adelante a lo político, se resolvió en un lapso de 24 horas.
El atleta resultó ileso y hasta el entonces gobernador Egidio Torre Cantú (hasta la fecha, sin ser llamado a cuentas ni por sus sucesores del PAN), presumió la “liberación” como un logro.
“La víctima golpeó a uno de sus captores, le arrebató el teléfono móvil para pedir auxilio y ser rescatado por fuerzas de seguridad. Cuando era vigilado por solo uno de sus cuatro secuestradores, se zafó de las ataduras y tuvo un enfrentamiento con él", dijo el entonces fiscal Ismael Quintanilla.
Mientras Alan era visto como un superhéroe en tiempos tan oscuros para el pueblo, sometido por la violencia en casi todo su territorio, la historia no le pedía nada a “Duro de Matar”, “Búsqueda Implacable”, la saga Bourne o cualquiera de acción. Hollywood pudo explotar la trama.
Creíamos haberlo visto todo, hasta este fin de semana: El viernes reportaron la no localización de Vicente Verástegui Ostos, diputado de la nueva Legislatura en el Congreso del Estado, vendida por sus compañeros del Partido Acción Nacional como un secuestro, esto en el municipio de Xicoténcatl.
La versión final fue que, tras un amague y detonaciones, el legislador se escondió entre un campo de siembra de caña, el principal producto de esta región del estado.
Hasta en la mañana se supo de su paradero, versión dada a la Fiscalía General de Justicia del Estado.
Vaya ironía: un hombre muy caracterizado por ser confrontativo, de meterse a un ingenio azucarero y amenazar con cerrarlo hace cinco años, además de agredir a un jefe de Comunicación Social del Parlamento estatal, salió huyendo de un rapto que jamás se consumó.
¿Cuál de estas historias es la menos creíble? Ni Netflix, Prime, HBO o cualquier productora de series se atrevió a tanto.