No, no es una avenida como las de la Cdmx, zona metropolitana de Monterrey o de Guadalajara, es la mismísima avenida Hidalgo que desde hace varios años comienza a registrar un severo tráfico y, contrario a lo que se puede pensar, no es a consecuencia del servicio de transporte público, sino por los vehículos particulares.
El sur de Tamaulipas, conformado por Tampico, Ciudad Madero y Altamira, y con una población superior al millón de habitantes, cuenta con avenidas y bulevares con más de 50 años de vida, como la Hidalgo y su prolongación en la zona norte del puerto, Ayuntamiento, Universidad, López Mateos, Portes Gil, Perimetral, Cuauhtémoc, Obregón, por señalar algunas, todas registran a diversas horas del día un caos vial.
Además de haber sido superadas por el parque vehicular, las arterias registran diversos problemas que empeoran su circulación. La proliferación de escuelas particulares y públicas también, así como comercios que no cuentan con áreas de estacionamiento.
En resumen, la carencia o el incumplimiento de un plan de Desarrollo Urbano, Protección Civil y conciencia ciudadana, todo abona para que la circulación fluida pocas veces ocurra y, en consecuencia, aumenten los accidentes.
A pesar de la cuantiosa inversión en un “moderno sistema de semáforos” en Tampico, el caos impera en los principales cruceros. Entrada a Lomas de Rosales, el que desfoga todo el sector de Infonavit y lleva a la avenida Valles, o el cruce de la calle 10 a la altura de la avenida Universidad, conexión con Ciudad Madero, son algunos ejemplos en donde los automovilistas ven su suerte diariamente.
Los tiempos muertos provocados por el tráfico no solo frustran a los conductores, sino que también generan pérdidas económicas para la región, ya que cada minuto perdido en un embotellamiento afecta la productividad. A esto se suman los accidentes, que en algunos casos resultan fatales, pues las arterias viales se han vuelto peligrosas para peatones y automovilistas.
La falta de planificación y adaptación de la infraestructura no solo impacta la movilidad, sino que pone en riesgo vidas y genera un costo social y económico difícil de ignorar.
Si no se toman medidas para modernizar las avenidas y fomentar una cultura vial más consciente, el caos seguirá siendo el protagonista en las calles del sur de Tamaulipas.