En el marco del Día Internacional contra la Corrupción celebrado este 9 de diciembre y establecido en 2003 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, resulta imprescindible reflexionar sobre un problema que afecta profundamente a México.
Durante 2023, 14 de cada 100 personas mayores de 18 años que tuvieron contacto con servidores públicos experimentaron actos de corrupción.
Este fenómeno, que afecta más a los hombres (18.8 %) que a las mujeres (9.6 %), ha mostrado una tendencia al alza desde 2013, con un incremento relativo del 15.7 % en una década.
Los trámites relacionados con autoridades de seguridad pública siguen siendo los de mayor prevalencia en actos de corrupción: seis de cada 10 personas que interactuaron con policías o similares en 2023 fueron víctimas de este flagelo.
Además, las gestiones ante gobiernos estatales y municipales, como pagos de impuestos vehiculares, trámites en el registro civil y pagos de agua o predial, evidencian altos niveles de corrupción, siendo las instancias municipales las que han mostrado una tendencia ascendente en los últimos años.
A pesar de su impacto, la denuncia sigue siendo baja. En 2023, solo 4.8 % de las víctimas de corrupción presentó su queja ante las autoridades, representando una caída respecto al 6.6 % observado en 2015.
Entre las razones principales para no denunciar destacan el escepticismo hacia la eficacia del proceso (29.5 %), la percepción de pérdida de tiempo (18.5 %), y la normalización de la corrupción como práctica común (12.6 %).
Estos datos, provenientes de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del Inegi, revelan la urgencia de fortalecer las medidas preventivas y de combate a la corrupción en México.
Mientras esta problemática persista, los avances hacia un sistema de justicia y administración pública más transparente seguirán siendo un desafío pendiente.
La clave para combatir la corrupción no está únicamente en endurecer leyes o multiplicar controles, sino en fomentar una cultura de integridad desde lo municipal hasta lo nacional.
¿Qué hacemos como ciudadanos para exigir gobiernos más transparentes? ¿Cómo las nuevas generaciones pueden ser parte de este cambio?
La batalla es larga, pero es nuestra responsabilidad como sociedad dar el primer paso sobre todo que ahora tanto se presume la transparencia.