Todo parece indicar que la llegada de Mónica Villarreal Anaya a la alcaldía de Tampico, de Erasmo González Robledo en Ciudad Madero y la reelección de Armando Martínez Manríquez en Altamira abren la posibilidad de un futuro promisorio para más de un millón de habitantes de los tres municipios.
Además, el respaldo del gobierno de Américo Villarreal Anaya, hermano de la alcaldesa porteña, y la mayoría morenista en el Congreso local alinean las estrellas para la región.
José Schekaibán, diputado del PAN, ha mostrado una actitud conciliadora, siempre anteponiendo los intereses de los tampiqueños y los tamaulipecos, lo que facilita el trabajo del Ayuntamiento morenista.
Más allá de la política, las acciones conurbadas son urgentes. La calidad de vida en el sur del estado está comprometida por problemas de movilidad.
El aumento desmedido de vehículos ha saturado avenidas clave como Hidalgo, Universidad, Ayuntamiento y el bulevar López Mateos y, por consiguiente, se han incrementado el número de accidentes mortales.
A esto se suma la crisis del transporte público, con un parque vehicular obsoleto y pocas opciones de calidad.
El Bus Rapid Transit (BRT) sigue siendo solo un proyecto en papel, y los gobiernos, tanto actuales como anteriores, han fallado en construir la infraestructura que esta región demanda.
El desafío va más allá de simples embotellamientos. La falta de inversión en obras de alto impacto, como pasos a desnivel, ampliación de avenidas, drenaje pluvial y plantas de tratamiento, ha dejado a los tres municipios rezagados, sin opciones reales como alternativas para el desarrollo y crecimiento económico de la región.
¿Por qué no se ha avanzado en esto? La respuesta parece estar en la falta de visión a largo plazo y en la negligencia de las autoridades que priorizan lo inmediato.
Extraoficialmente se ha mencionado que Tampico reactivará la Policía Preventiva. Aunque esto podría mejorar la seguridad, ha generado inquietud por el gasto que representa para el municipio el mantenimiento de una corporación de este tipo. Seguramente el estado asumirá su parte en este reto financiero.
Ante esta realidad, como sociedad, debemos dar un Salto de Fe. No solo confiar en los nuevos gobiernos, sino que exigir resultados concretos que realmente transformen nuestra región.