Tamaulipas es un estado ejemplar. Aquí no hay violencia, los cárteles solo existen en las películas, y las calles son más seguras que las de Suiza. Los bloqueos y enfrentamientos que aparecen en redes sociales deben ser parte de alguna campaña de desprestigio, porque en este estado todo es paz y armonía. Las carreteras son un lujo: cero asaltos, cero desapariciones y, por supuesto, los retenes ilegales son una leyenda urbana. El turismo está en su mejor momento porque a nadie le da miedo viajar por nuestras autopistas. Y si alguien desaparece, seguramente es porque decidió mudarse sin avisar. También se confunden aquellos colectivos que señalan la existencia de campos de exterminio, son predios de empresas de emprendimiento del ramo funerario, postura respaldada por las autoridades estatales.
En el ámbito político, tenemos líderes comprometidos, siempre pensando en el bienestar del pueblo y nunca en sus propios intereses. Aquí nadie se beneficia de los contratos públicos, los moches son cuentos del pasado y el nepotismo es un mito. Todos los funcionarios son expertos en lo que hacen y jamás improvisan. Los hospitales son un ejemplo nacional. No faltan medicamentos, los doctores no están saturados, y la infraestructura es digna de un país de primer mundo, como dijera alguien en su momento, mejor que Dinamarca.
Si alguien dice que pasó horas esperando atención, seguramente exagera. Y si las familias tienen que hacer rifas para costear tratamientos médicos, debe ser porque les gusta el espectáculo.
Ni hablar de la educación, donde los maestros trabajan con las mejores condiciones, los planteles están impecables y el nivel académico es altísimo. Si algún estudiante no aprende, es porque no quiere, porque en Tamaulipas el sistema educativo funciona a la perfección.
Y qué decir de la transparencia. Aquí no hay corrupción, no hay opacidad en el uso del presupuesto y todos los recursos se manejan con la máxima eficiencia. Si la Auditoría Superior de la Federación encuentra irregularidades, es porque no entiende la forma innovadora en la que se administran los fondos públicos en el estado.
Así que la próxima vez que alguien critique a Tamaulipas, que se informe bien. Porque este es el paraíso que nadie ve… aunque todos lo sufran.