Este fin de semana, millones de personas dedicarán tiempo a recordar a aquellos que se nos adelantaron.
El Día de Muertos es sensible para una cultura como la nuestra, nadie gusta de hablar de la muerte en este país, a pesar de que hasta existe fiesta tradicional.
No se habla tampoco de lo que nos lleva a la muerte en este México contemporáneo.
Las enfermedades cardiacas, la diabetes mellitus y los tumores malignos encabezan la lista de las causas de muerte.
Pese a los esfuerzos y cambios de rumbo en los últimos años, la salud pública evidencia que nuestro país está lejos de librar la batalla; en mucho, debido a un sistema rebasado por las afecciones y malos hábitos del mexicano.
En México a diario aumentan los casos de enfermedades crónicas como la diabetes, que causó más de 110 mil muertes en 2023. También están aumentando los infartos a corta edad, no nos checamos el corazón.
Otro problema de salud pública es la obesidad infantil, donde ocupamos un nada honroso primer lugar mundial. La padecen más de 16 millones de menores.
Tal parece que no estamos haciendo lo suficiente para promover estilos de vida saludables.
La semana pasada en la conferencia matutina de la Presidencia, el secretario de Educación, Mario Delgado, salió a presentar los lineamientos de Vida Saludable en las escuelas. En concreto habló de que ningún producto de esos que tienen los sellos negros en su envoltura podrá ser vendido.
Es decir, a partir del 29 de marzo, aquellos alimentos o bebidas que violen la norma 051 deberán ser retirados de los planteles.
Tomaron esta decisión después de revisar 10 mil escuelas y toparse con que el 98 por ciento vendía comida no saludable, siete de cada diez vendía refrescos azucarados, y de esas, una de cada cuatro incluso hacía promoción entre los menores.
Con esas cifras nadie puede poner en duda la urgencia de meter mano dura por medio de la ley.
Sin embargo, esta ley no es algo nuevo, al menos intentos anteriores han fracasado. Por ejemplo, en 2014, cuando el gobierno federal a través de la Cofepris creó reglas para la publicidad y etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas.
Así nació la obligación de incluir información nutrimental en el empaque y nacieron también los octágonos negros.
Si seguimos pensando que la prohibición y las reglas que nadie respeta o pocos atienden nos van a resolver el problema de la mala alimentación, estamos condenados al fracaso.
Esa es tarea que se hace en casa, donde nacen desafortunadamente los hábitos alimenticios y se promueven pocas alternativas. Si a las nuevas reglas agregamos un compromiso real, probablemente nos lleve años bajar cifras de obesidad, pero si no intentamos, pasará lo contrario.