Todos ya lo saben, viene la Copa del Mundo de 2026 a tres países: Estados Unidos, Canadá y México.
También lo sabe aquel que no es aficionado al futbol y le queda claro que para Monterrey, sin duda, esta es una buena noticia.
Más allá de la fiesta deportiva, para Nuevo León, la Copa del Mundo representará una ocupación superior a 16 mil habitaciones de hotel, casas de aplicación, además de la renta de otros inmuebles, por parte de personas turistas nacionales e internacionales que traerán al estado más de mil millones de dólares.
Antes, durante y después del Mundial habrá eventos que acompañan a esta justa internacional; un festival de innovación y tecnología, un torneo mundial de videojuegos, galas, sorteos, entre otros.
Habrá que estar a la altura, tan es así que ante la llegada de más de 500 mil personas de diferentes países se reforzará el dominio del idioma inglés y se harán mejoras a nuestros lugares emblemáticos como el Paseo Santa Lucía, las Grutas de García, los pueblos mágicos y demás.
Todo eso suena bien, significa prosperidad, crecimiento de una ciudad cosmopolita como la nuestra y los ojos del mundo puestos en la Sultana del Norte.
El reto es mayor y debe ocupar los primeros lugares en la lista de prioridades para nuestras autoridades actuales; nadie queda fuera.
Por eso no suena bien que a menos de dos años del Mundial, obras como el Parque del Agua tengan un avance menor al 10 por ciento.
Tampoco es buena noticia que no esté consolidado o formalizado el fideicomiso entre municipios para crear el Fan Fest del Mundial en terrenos del Parque Fundidora, y peor aún, que hace días las autoridades de Movilidad nos confirmen que desafortunadamente el retraso en la construcción de las líneas 4, 5 y 6 del Metro se va a extender y para la justa deportiva no estarán listas estas vías de transporte.
Ayer incluso se subieron al tema legisladores estatales para pedir informes sobre los avances de proyectos y supuestamente trabajar en coordinación para ayudar.
No cabe duda que este podría ser otro de los temas que se politice, pero la verdad sería poco útil porque cuando la política entra convertida en grilla no construye; si lanzarse al abordaje desde sus filias y fobias políticas resolviera algo, no tendríamos ya más de dos años en medio de una pugna que ha estancado temas prioritarios.
Mejor que lo dejen así y que las autoridades encargadas de que estas tareas se vuelvan realidad aprieten el paso, porque el silbatazo inicial está a la vuelta de la esquina.