Cada que empiezan las administraciones municipales, uno se topa con una muestra fiel del deber no cumplido en las calles.
Se trata de los baches, los hay de todos tamaños y formas; importa poco el color del partido que gobernó en los últimos tres años, siempre es lo mismo.
Unos que a lo mejor se taparon en el primer año y ya luego volvieron a aflorar, otros que en definitiva son una muestra de que “en el bacheo está el ganeo”, como dicen los clásicos.
El domingo en Cambios le preguntamos del tema a los cuatro alcaldes que gobiernan más de un millón de ciudadanos en los municipios metropolitanos de Juárez, Guadalupe, Cadereyta y Pesquería.
Visiblemente optimistas por lo que viene con el corredor industrial en sus puntos de convergencia, mostraron su desencanto ante la pregunta: ¿Por qué no se resuelve de fondo?
Es una inversión muy grande, argumentó el alcalde Héctor García, de Guadalupe: “El tema es voltear esa forma de trabajar, porque no se planeó. No tenemos un Atlas que nos detalle las cañadas y zonas de riesgo.
“En las zonas donde hay que tener una visión de largo plazo, vamos a tener que invertir. Definitivamente sí es más caro, aproximadamente tres a uno, el asfalto versus el concreto hidráulico, pero es una necesidad”.
En Juárez, Félix Arratia se vio optimista: “Yo considero que si nosotros somos eficientes en la administración, si tenemos buenos resultados y hacemos que la ciudadanía también pague los impuestos, lo vamos a lograr”.
Los munícipes de Cadereyta y Pesquería, Carlos Rodríguez y Francisco Esquivel, respaldaron la necesidad de mejores pavimentos, en especial en las carreteras que los unen.
De tal magnitud es el problema que hasta la Presidenta anunció como compromiso número 81 que quitarán los baches en 4 mil kilómetros de carreteras federales, con un programa que se extendería durante todo el sexenio.
Pero, a poco no, cada tres años es lo mismo: promesas fáciles, planes y programas creativos, recarpeteos millonarios. Y al final, la herencia maldita para el que viene.
Es cierto, la condición terrible de nuestros pavimentos se debe a varios factores, no solo a falta de voluntad, pero también es cierto que esa competencia de esquivar boquetes, no deja bien parados a quienes nos gobiernan.
A ver qué ocurre esta vez.