Crisis forense: falta de enfoque en derechos humanos y perspectiva de género

Mujeres que luchan

En un país como México, la normalización de la violencia se convierte en cómplice.

Ana Luisa Ávila Islas, criminalista con perspectiva de género. (Carlos Dayan Aparicio)
Melisa Agüero
Pachuca /

Los desaparecidos, las víctimas de feminicidios y homicidios, quienes no han sido localizados aún, nadie se va solo, consigo se llevan al limbo a sus familias, a una agónica espera de justicia. El sistema no lo reconoce, no ve a estas personas como parte de una sociedad que se queda maltrecha, sino como cifras, como un número frío que nos avisa que en este país la violencia está normalizada.

“Soy la fotografía de un desaparecido” canta Calle 13 en Latinoamérica y “¿A dónde van los desaparecidos?” los Fabulosos Cadillacs para referirse al Golpe de Estado argentino que dejó a más de 30 mil personas sin localizar. Así los famosos van evidenciando la violencia que ejercen los Estados sobre las miles de familias que en América Latina buscan justicia para sus seres queridos, pero al ser tantos, hemos aprendido a verlo cotidiano, se convierten en cifras. En un país como México, la normalización se convierte en cómplice.


Para contrarrestar esto existe la resistencia y de ahí nació la Wiccan Forense, una página en Facebook nacida en Hidalgo, que poco a poco comienza a poner el dedo en la llaga de la crisis tan advertida del sistema forense en México.

“Las nuevas generaciones de criminalistas, médicas y médicos forenses, criminólogos, criminólogas, están colocando en tela de juicio muchas de formas de trabajar y se están modificando con tropezones. Lo que sí, la lucha constante de la mujer en las áreas de ciencia es desgastante, hay acoso y hostigamiento sexual en diversas áreas periciales, pero la resistencia de las mujeres y estudiantes hace frente, no hay silencio en las chicas forenses actualmente (…) lo que me preocupa mucho es el modo de ver a las occisas y occisos dado que hay universidades que solo producen profesionistas mal preparados y con poca empatía y respeto”, aclara Ana Luisa Ávila Islas, criminalista hidalguense de 24 años y administradora de la fanpage La Wiccan Forense.


¿Cómo comenzó este proyecto?

“Bueno, inicio con la pandemia. Me puse a revisar unas cosas para dar clase y buscaba autoras forenses, de las cuales encontré como cinco de 25 libros con referencia, además unas amigas feministas me pidieron una explicación criminalista del feminicidio, el cómo se estudió y por qué de ese modo, etcétera. Entonces, inicié con mi pequeño intento de dar una plática con todos los problemas técnicos y gustó, y pensé si se creaba una página forense con perspectiva de género y contexto para mujeres y niñas, dado que la mayoría de páginas que hay de ciencias forenses son con alto contenido misógino, además de no tener visión de derechos humanos por las fotos de cadáveres, no respetar la ética, entre otras cosas. Hablé con dos compañeras de universidad e iniciamos con la idea”, cuenta Ana Luisa, quien durante este año ha impartido ya varias pláticas y de diversos enfoques, pero además ha seguido capacitándose para generar nuevos contenidos que logren promover una crítica informada entre sus seguidores.


¿Y por qué el nombre?

“A mí me decían bruja y entre pláticas de las diversas desconstrucciones, terminamos con una conversación de ser señaladas y molestadas por ser mujeres en el área de la ciencia. ‘Wicca’ es el término original, se toma de referencia la regla de tres: lo que hagas mal se te regresa tres veces, y el área forense debe mucho, no solo los 43, sino también malos procesamientos de feminicidios, búsqueda de desaparecidos y desaparecidas, fotos en línea sin proteger los datos de occisas y occisos, es un llamado a corregir todo lo negativo que se hizo, aunque sea tres veces.

‘Wicca’ es considerada una religión neopagana que está relacionada con la brujería, y su filosofía le da nombre a este proyecto que está cuestionando al sistema de impartición de justicia. “Se habla de techo de cristal por la poca difusión de trabajos de mujeres, la violencia adentro del sistema hacia las peritas y peritos por el nulo apoyo psicológico, además de hacer énfasis en la crisis forense de reconocimiento e identificación de cuerpos en México, las violaciones de derechos humanos, todo lo que esté mal”.


¿Dónde crees que empieza el problema?

La perspectiva de género y contexto no se enseña en las universidades en mi área, se sabe de su existencia pero solo se da la formación (…) para esclarecer cualquier muerte violenta que no se sepa su origen no hay visión de género, no se estudia las características de violencia sistemática y modus operanti, se observa solo como mecánica y no su simbolismo doloso. La criminalística es la primera en intervenir, por lo cual, si no da esta visión, será menos posible que lo hagan en las demás áreas. No se observa el género y estudio de contexto en los peritajes, a mí no me lo enseñaron, debí averiguar con compañeras psicólogas, feministas, para comprenderlo y poder aplicarlo en mis dictámenes, que la mecánica que coloco explique los hechos donde se observe una violencia dolosa, sistemática y sin seguir estereotipos”.


¿Qué está haciendo mal el sistema forense en la investigación de feminicidios?

"Bueno, se habla mucho de la investigación de perspectiva de género desde hace como dos años; desde la sentencia de Mariana Lima la perspectiva es obligatoria en la investigación de muertes violentas de mujeres, pero el lenguaje en protocolos y los actuares dicen otra cosa. Cuando La Wiccan Forense sube publicaciones o difunde casos con violaciones de derechos humanos y actuares no aptos, hay burlas, comentarios machistas y amenazas, señalan la perspectiva de género como pérdida de tiempo, desde profesionistas de licenciatura a doctorado pude escuchar comentarios que estereotipan a víctimas y dañan la memoria”.

En Hidalgo cualquier muerte violenta de una mujer se investiga como feminicidio, ¿eso ha ayudado?

“Auxilia visibilizando el problema de muertes violentas y violencia sistemática a las mujeres, niñas y las adolescentes, pero no solventa la obligación del actuar de periciales y de la Fiscalía, y no solo es el perito, sino también el tratamiento de carpetas de investigación por el Ministerio Público, la forma de ver una investigación debería cambiar de visión, en vez de solo sacar pendientes, como es conocido en Periciales, es buscar una verdad histórica social, una memoria digna y esclarecimiento del hecho sin revictimización”.

Pero el problema todavía va más allá, Ana ve cómo la salud mental de los criminalistas recae directamente en la labor, ellos también terminan por normalizar la violencia: “se despersonaliza a las occisas y occisos, no solo en feminicidios sino en desaparición, en infanticidio, etcétera. Hay un incidente en Veracruz, en el que se entregó una osamenta en bolsas negras a los familiares; la cuestión digna de tratamiento es fundamental, ser ético y éticas es necesario, pero ser forense en México es jugarte la salud física-emocional y la vida”.

"No hay glamur como en series estadounidenses, hay poco aprecio de los forenses de estados; entre más lejos de la capital más difícil. Y de nuevo entramos en la perspectiva de género, del papel al acto queda mucho deber, sobre todo el actuar de toda la trilogía de investigación: policía, peritos y ministerios públicos (…) los retos que posee un perito y perita oficial son muy grandes, desde climáticos, seguridad e integridad del personal, indicios, y eso influye mucho en el actuar y también la poca empatía hacia los problemas sociales, un mejoramiento de condiciones produciría un cambio en el método de investigación”.

¿Y los monstruos que crean los medios y las series?

La criminalista explica que elaborar un perfil psicológico del criminal ayuda al estudio del caso y a descartar o tomar en cuenta elementos que esclarezcan el modus operandi; sin embargo, cuando se realiza con otros fines y sin una debida contextualización, se crea un efecto en el que comienza la idolatría por quien delinque.

“No sé si te has dado cuenta que hay series de asesinos o feminicidas seriales, y aquí lo importante es comprender lo consiguiente: son personas comunes, el carnicero, el odontólogo, ha habido jueces feminicidas, no olvidemos a un abogado que golpeó a su esposa y es militante del PAN, etcétera; y la afectación no es la perfilación sino cómo se usa esa información, porque es importante no idolatrar y generar estas ‘leyendas urbanas’ como Ted Bundy, es importante que entendamos que son personas (…) pero esto tiende a crear una idea extrema de que es un monstruo, de que no es real, de que es una excepción, que eso no va a suceder siempre, que son casos extraordinarios o, como en el caso de Eleazar (Gómez), en el que se hace ver como si fuera un solo error, cuando llega a tener muchos antecedentes, entonces hacerlo mediático de esta manera llega a disminuir o a amplificar el hecho hacía otro lado y eso afecta directamente a la víctima, que la puede hacer pasar como culpable, y eso las afecta psicológicamente y ha habido casos que se acaba desviando la atención hacia la vida personal en lugar de priorizar otros puntos”.

Y por eso la lucha de Ana sigue a través de la capacitación virtual, explotando las redes sociales para el bien común y con la idea de algún día ver reflejado este esfuerzo en buenas prácticas profesionales que ayuden a esclarecer los hechos y lleguen a la justicia.


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