El año en que el legendario capo de las drogas Ismael El Mayo Zambada cumplió 72 años, un regalo le brotó de la tierra: su propio brazo armado con el cual abriría frentes de batalla contra viejos socios, los hijos del Chapo Guzmán y especialmente contra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y su líder El Mencho.
Un documento elaborado por la Secretaría de la Defensa Nacional, al que MILENIO tuvo acceso, cuenta que fue hace cuatro años, en el 2020, cuando el también fundador del Cártel del Pacífico anunció al país —y al mundo— que contaba con su propia tropa de asesinos: le llamó los Flechas MZ, es decir, las iniciales que quedaron asentadas en su acta de nacimiento en 1948 en el Álamo, Sinaloa.
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El nombre provenía de las cualidades que tenían que tener los pistoleros bajo su mando: debían ser rápidos, silenciosos, mortales y discretos. Como el ataque con una flecha. Siempre en tensión, afilados y viendo al enemigo como una diana a la cual perforar.
Los reportes de inteligencia militar aseguran que los Flechas MZ nacieron simultáneamente en Zacatecas y Durango con unos 300 integrantes, en la mayoría jóvenes de entre 16 y 30 años que preferían mantenerse bajo el mando del líder histórico del cártel en lugar de obedecer las órdenes de Los Chapitos, a quienes veían como narcojuniors que no se habían ganado el derecho de volverse “patrones” tan jóvenes.
Pronto, esa tropa creció al amparo del poder económico del Mayo Zambada, quien pese a su avanzada edad y su supuesta salud mermada por afectaciones en los riñones y secuelas del Covid-19 aún controlaba una gran porción del negocio del tráfico de drogas y armas en el país, especialmente el traslado de fentanilo hacia la Unión Americana, cuyo valor anual es de mil millones de dólares, según el Congreso de Estados Unidos.
Con esa fortuna ganada con decenas de negocios sucios —que la agencia antidrogas DEA cree que se expanden por más de 30 países, principalmente en Europa y Asia— los Flechas MZ atrajeron a nuevos reclutas: tenían el dinero para comprar Barret 50, fusiles AR-15, rifles AK-47 modificados para cadencia automática, drones explosivos y vehículos artillados con blindaje de cerámica capaz de resistir hasta los destructivos calibres 12.7 mm y superiores.
Además, ofrecían a sus nuevos integrantes “capacitaciones” con paramilitares colombianos, ex militares israelíes, marines desertores y soldados mexicanos de élite que traicionaron al país: expertos en emboscadas, manejo defensivo, redadas, asaltos y envolvimiento de enemigos.
Un brazo armado millonario
El arsenal del Mayo Zambada fue decisivo para aumentar rápidamente de reclutas. Para el 2022, el Ejército mexicano creía que se había duplicado el número de integrantes de las Flechas MZ y ya no sólo se concentraba en Zacatecas y Durango, sino que se habían infiltrado hasta Aguascalientes y Guanajuato, donde pretendían expulsar también a la gente del Mencho para controlar también las rutas de tráfico de migrantes indocumentados y el robo de combustible.
Acaso inspirados por Los Zetas, los nuevos “flechas” copiaron la pedagogía del horror y llevaron sus crímenes a las redes sociales. Al estar integrado principalmente por nativos digitales, los primeros “flechas” usaron Facebook e Instagram para demostrar su sadismo y peligrosidad. Los siguientes que no fueron asesinados por enemigos, abatidos por militares y detenidos por policías se mudaron a TikTok y plataformas de juegos como Roblox.
“Crearon sus propios símbolos, sus propios emojis, hashtags y canciones. No dependen de que un artista les haga un corrido: ellos mismos describen sus crímenes y los cantan de manera muy rupestre, porque les sirve para enaltecer su ‘moral’. En el fondo, imitan las motivaciones de los ejércitos”, asegura una fuente militar destacada en Zacatecas a MILENIO.
Aprendieron también la importancia de tener un logotipo y una bandera. Una identidad que anteponer para generar terror entre sus enemigos y los habitantes de los territorios en los que irrumpían. Eligieron un escudo con fondo azul en el mismo tono que usan los marinos mexicanos y letras blancas. Y un “Eme” y una “Zeta” rodeadas por laureles a las que sumaron la palabra “Operativa”. La influencia militar es innegable.
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Para el 2023, los Flechas MZ ya estaban, además, en San Luis Potosí, Colima y Veracruz. Habían tomado los espacios de ‘Los Chapitos’, pero también de otros brazos armados como Los Zetas Sangre Nueva, Los Zetas Vieja Escuela, el Cártel del Noreste y hasta los del viejo amigo de su patrón, Rafael Caro Quintero y su Cártel de Caborca.
“Su expansión en el territorio nacional es inédita, tal vez es la primera vez en la historia de México que un brazo armado se abre paso tan rápido por tantos estados controlados por distintos grupos criminales”, afirma el militar consultado. “Le hacen honor al nombre: son rápidos de verdad”.
También innovaron en un modelo de reclutamiento masivo: quien entraba a la tropa del Mayo Zambada estaba obligado a enrolar a dos personas más, según el análisis que hizo la Secretaría de la Defensa Nacional. De ese modo el brazo armado jamás perdería fuerza. La carne de cañón siempre estaría disponible.
Crimen desorganizado
Sin embargo, sus planes de expansión hacia Oaxaca y Chiapas hoy se encuentran en duda, tras la detención en Texas, Estados Unidos, de su líder máximo Ismael Zambada García, quien fue arrestado este jueves 25 de julio junto a Joaquín Guzmán López, hijo del Chapo.
Los Flechas MZ están acéfalos. El líder que parecía que moriría de manera natural en la sierra, siempre lejos del brazo de la justicia mexicana y estadounidense, cayó en un aparente engaño y ahora enfrenta un futuro incierto en Estados Unidos, donde podría pasar el resto de sus días en una prisión de máxima seguridad y en una celda en confinamiento solitario.
La inteligencia criminal federal calcula que, a partir de este viernes, entre 600 y mil “flechas” no tienen dirección. Están huérfanos de líder, lo que podría ser aprovechado por otros grupos para recultarlos: Los Chapitos, el Cártel de Caborca, los Guanos o, incluso, el Cártel Jalisco Nueva Generación. Traiciones que podrían detonar violencia y venganza.
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Al caer a los 76 años, El Mayo no sólo ha hecho añicos su leyenda de capo intocable o del narcotraficante que pertenecería a ese exclusivo grupo de criminales que nunca enfrentaron la ley, como lo hizo su amigo Juan José de Jesús Esparragoza Moreno, alias El Azul. También ha soltado las riendas de uno de los brazos armados más peligrosos de México, que hoy están dispersados por el territorio.
Y si algo nos han enseñado casi 19 años de “guerra contra el narco” es que sólo hay una cosa más peligrosa que el crimen organizado: el crimen desorganizado. México amanece con una tropa de asesinos que no tienen general que los contenga.
ATJ