A cinco años de la noche de Iguala. Uno de los sobrevivientes de esos hechos, Omar García, estudiante de la normal de Ayotzinapa, habla con MILENIO Televisión sobre lo que ha ocurrido en este tiempo y las reflexiones que han dejado en él.
- Viajemos a esa trágica noche y a un punto en específico que creo que es un buen de ejemplo de que puede existir complicidad entre las fuerzas del orden. Son atacados por policías el 26 de septiembre ya en la noche, convocan a una rueda de prensa y los únicos que acuden son periodistas, quizá algunos familiares que logran acudir a ese llamado pero ninguna otra fuerza del orden, ni policías estatales ni federales, ni ejército mexicano. ¿Qué es lo que ocurre en esos minutos?
-Como lo señalas, creo que una de las faltas graves de las fuerzas del orden en esa noche es que ni acordonaron la zona cuando y había habido balacera y cuando ya había habido heridos, y ni acudieron a proteger cuando menos a los periodistas, a la gente que estaba acudiendo al lugar para enterarse de los hechos. Si tenían la intención de atacarnos solo a nosotros y a no protegernos solo a nosotros, en todo caso se hubieran visto obligados a proteger a los periodistas y ni eso hicieron. Los ataques eran, inexplicablemente, con la complicidad de las fuerzas del orden.
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-Omar, eres joven y hace cinco años lo eras más. ¿Crees que hemos pecado, la sociedad, los medios de comunicación, de tratar a los normalistas como si fueran adultos, como si tuvieran incluso hasta cierta responsabilidad en esos ataques?
-No lo creo, dependiendo. Creo que hubo de todo en estos cinco años respecto al caso. Un tratamiento diferenciado de los medios de comunicación hacia los familiares de víctimas. Hubo quienes estigmatizaron, hubo quienes acusaron a los estudiantes de estar involucrados con el narcotráfico, hubo quienes no decían “a ver, hay que ser más objetivos, hay que dar el contexto, hay que tal”. Creo que hubo de todo, yo no creo que hayan pecado porque de otra manera tampoco se le hubiera dado tanta visibilidad al caso. Digo, aquí está el debate, que es bueno para mí.
- ¿Qué sigue? Hoy se cumplen 5 años. Obviamente seguirán las marchas. En unos minutos estaremos viendo este monumento repleto prácticamente en un pase de lista, pero ¿y luego mañana, 27, pasado mañana, 28, nos vamos a olvidar luego de este aniversario la sociedad, o lo vamos a dejar a un lado los mismos medios?
-Pues como en todo, creo. Son 5 años, y cada año nosotros marchamos, cada 26 de cada mes marchamos, nos manifestamos. La lucha de las familias, de los sobrevivientes no cesan ni un día, eso es cierto. Pero la sociedad obviamente no puede estar a nuestro ritmo porque también tienen sus cosas qué hacer. Pero lo que sí hay que resaltar es que mucha de la sociedad está pendiente del caso; nos preguntan a donde quiera que vamos, nos preguntan qué hacemos, cómo les ayudamos, cómo va el caso, ya les resolvieron, etc. Sentimos que la sociedad está con nosotros.
- Y ustedes también tienen cosas qué hacer, es decir, continúan su vida. ¿Cómo ha cambiado, Omar, en estos 5 años? Te cambió la vida.
-Yo ya era una activista, no un activista con estas dimensiones ni con esta postura más flexible; antes era solo marxista, ahora ya soy más tolerante a otras corrientes, pero también he cambiado mi vida, ya no estoy estudiando para maestro, ahora estoy estudiando para derecho.
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- Perdón que me detenga en eso ¿Por qué no? ¿Te desencantó algo de eso o crees que sea, incluso ser maestro normalista, peligroso en este país?
-Un poco y además el tema de los normalistas también tiene que ver con la falta de empleo. De por sí son pocas las escuelas normales rurales, es poca la oportunidad para los hijos de campesinos. Y aún cuando estudiamos esa carrera pues hay pocas fuentes de empleo. Y además, para mí en lo particular, yo cambié mi posición y quise estudiar derecho porque vi la importancia de un defensor y un asesor legal a lado de las familias de víctimas.
-¿Estás apoyando ahora, como una especie de prácticas profesionales, al aspecto legal en la lucha?
- Todavía no estoy apoyando en ese sentido, estoy aprendiendo aún. Estoy muy cercano a Pro-DH, a las familias, sé más o menos cómo están los expedientes, cómo se maneja el sistema interamericano, el sistema nacional. Creo que me falta todavía para llegar a apoyar en la materia.
- Hablamos de cómo ha cambiado Omar García, pero también quiero hablar de cómo ha cambiado el país y, en distintas áreas, la sociedad y el Estado mexicano.
-Bueno, yo creo que después de Ayotzinapa hubo un despertar social. La conciencia de la gente cambió. Finalmente, se visibilizó la crisis generalizada de derechos humanos. La gente asumió que, efectivamente, había un problema que tenía que resolverse. La popularidad de Enrique Peña Nieto se vino abajo; creo que también esto contribuyó en que hubiera un cambio de gobierno, un cambio de partido; una apuesta distinta. Hay nuevas señales, la narrativa del gobierno cambió. Yo creo que ha cambiado bastante el país, y por eso es tan necesario que este caso se resuelva para que todo este cambio que, supuestamente está pasando, se concrete.
¿Has transformado la rabia que, tal vez, sentías hace cinco años en algo positivo?
-Sí, yo soy partidario de que, quien hemos sido víctima de atropellos graves a los derechos humanos, no debemos victimizarnos. De por sí, ya se nos victimiza por parte del Estado, medios de comunicación y, a veces, también por parte de la sociedad, entonces nosotros tenemos que alzar la frente con dignidad. Con rabia sí, pero encaminada a resolver estos problemas, así como lo hacen miles de familias que también buscan a sus personas desaparecidas. Tú hablabas del antimonumento de los 43 y ese signo de más. Significa que hay más desaparecidos: Son cuarenta mil o más, no sabemos.
RLO