La Ciudad de México y su zona metropolitana deben considerar la gestión integral de su cuenca para no verter masivamente su agua residual al Valle del Mezquital y así evitar inundaciones como la registrada el pasado 7 de septiembre, la cual causó 17 personas muertas y más de 2 mil damnificados.
Lo anterior lo expresó Luis Alaín Zúñiga Hernández, presidente de la agrupación Ecopil, la cual promueve la innovación social y la gestión ambiental, quien indicó que es una tarea que se ha soslayado pues la CDMX no se preocupó por ello, ya que le resultó más fácil enviar directamente el agua residual a esta zona, deshacerse de ella.
Dijo que es un problema mayor pues “la Ciudad de México y su zona metropolitana se olvidan de sus residuos y los invisibilizan, enviándolos al Valle del Mezquital, olvidando a su vez de todo lo que esto conlleva, pues Tula y esta región es un sostén económico para ellos también”.
Recordó que en el trayecto de la Ciudad de México al Valle del Mezquital no hay muchas plantas de tratamiento, por lo que el agua residual que llega supone un grave problema, pues en caso de inundaciones como la registrada a principios del mes pasado no sólo ocasiona problemas de movilidad, sino también un foco de riesgo sanitario por todas las bacterias y compuestos en el agua sin tratar que transportan estos ríos.
Así pues subrayó que se requiere desarrollar un plan de manejo integral de la cuenca y con ello toda la infraestructura necesaria, pues desde el ámbito gubernamental hay pocas plantas de tratamiento, y por ende no son suficientes para sanear el agua o reutilizarse en grandes proporciones.
Dijo que algunas industrias del corredor entre el Valle de México y el del Mezquital cuentan con pequeñas plantas de tratamiento pero, atajó, son de uso interno, y el agua de las comunidades se queda sin el tratamiento adecuado.
Zúñiga Hernández expresó que hay alternativas más económicas que las plantas de tratamiento convencionales, y abundó que estas opciones están basadas en la naturaleza; en este sentido dijo que se podrían usar especies de plantas para filtrar el agua y los residuos orgánicos, mediante procesos de biofiltrado que con un mantenimiento adecuado dan buenos resultados.
Las plantas además evitan la erosión y al absorber agua disminuyen la carga en los afluentes, haciendo la misma función que un manglar, dijo, al resaltar que el revestir el río Tula o cualquier otro no es la solución al problema, ya que insistió que se debe tratar el agua residual para reutilizarla y así disminuir la carga de los afluentes, y su contaminación.
Para esto “la sociedad civil tiene un importante papel para exigir mejores decisiones, no solamente sustentadas en construcción e infraestructura, sino en mejoras de fondo, como la planeación territorial y la gestión de ecosistemas, pues la naturaleza es una fuente de soluciones, sólo hay que voltear a verla y aprender de ella”.
Expuso que el tema debe tratarse con responsabilidad y con la participación de especialistas, pues existe riesgo de que los políticos aprovechen el boom de las inundaciones para solicitar recursos económicos para proyectos inviables como el revestimiento del río, pues los problemas que se deben resolver son de fondo, como el manejo integral de la cuenta, la erosión, la deforestación, los asentamientos irregulares, entre otros.
Lamentó que no haya voluntad política de las autoridades para atender el tema y por ello recomendó que la población se involucre en tareas de contraloría ciudadana, para evitar oportunismo político, desvío de recursos o corrupción.