La muerte de su padre y “los castillos de humo” que su pareja creó, sembraron en Mónica Segoviano depresión y trastorno límite de la personalidad, el cual no la ha dejado vivir tranquila desde hace poco más de tres años.
En el 2017 la leucemia le arrebató la vida al padre de Mónica, quien al fallecer dejó en total desamparo a ella y su madre, tan dolorosa fue la pérdida que en su estado de vulnerabilidad un hombre quien con promesas y muchos engaños se convirtió en el amor de su vida. Sin embargo, en menos de un año se convirtió en responsable de la depresión de la que hoy Mónica lucha por salir.
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“Yo no entendía el nivel de violencia en el que estaba hundida. Después de caer en cuenta de toda la violencia en la que estuve entonces si tuve un intento de suicidio, directamente. Porque después de eso ha habido más intentos no es que yo los haya querido, es como “lo hago, pero no es que me quiera matar, pero me da igual si pasa o no”, relató la joven de 26 años.
Durante un año de relación con el ahora padre de su hijo de tres años, Mónica fue víctima de violencia sexual, económica y emocional, situaciones que no se daba cuenta que la estaban dañando y agravando la depresión que arrastraba desde la muerte de su padre.
Ofensas como “No quiero vivir como tú”; “Tu trabajo es mediocre”; “Págame lo que te di” eran ofensas de tipo económico que Mónica recibía constantemente y que permitió hasta que sus problemas mentales la llevaron a tener pensamientos obsesivos.
"Por ejemplo, yo no sabía que me violentaba psicológicamente pero siempre me decía yo no quiero vivir como tú, al día yo quiero tener una vida bien o yo no quiero tener un trabajo mediocre como el tuyo o por ejemplo se paraba en la gasolinera y me decía yo ya te compré demasiado lléname el tanque”, dijo.
Luego de que las cosas no marchaban bien en su relación de pareja y que su esposo la abandonó, Mónica inició con problemas severos de depresión como llanto excesivo; ganas de dormir todo el día; y perder el sentido de la vida.
“Era mucho llorar, no tenía ganas de nada lo hacía todo robotizado, tener ganas de dormir todo el día, pero no hacerlo porque sabes que tienes que continuar, me volví muy obsesiva con el papá de mi hijo, era un llorar un no saber qué hacer, estar como sin ganas”, narró.
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Tanto fue su dolor que entre las únicas opciones que tenía era el suicidio, esto sin importar la vida de su hijo que según señaló ha lastimado.
“Llegó el punto en el que yo ya no quería vivir, yo sé que todo el mundo dice tú tienes que seguir adelante por tu hijo pero las depresiones posparto son muy fuertes, a veces yo decía ya no quiero estar aquí, era una sensación de ya no quiero estar aquí, lo que yo creía que iba a tener ya no está, ya no tengo a mi papá, y llegué al punto de quiebre, no era que me importara si viviera o no (…) No lo hacía directamente pero sí de forma indirecta, me volví muy distraída, cruzaba la calle sin fijarme, o sea, me daba igual lo que pasara directamente nunca di pie a suicidarme pero me daba igual si pasaba o no”, indicó.
El jefe del departamento de Salud Mental de la Secretaría de Salud del estado de Guanajuato, Daniel Cortés Rayas, explicó que la depresión puede generar pensamientos autodestructivos que en muchas ocasiones terminan en suicidio.
“La depresión es hace que nuestra mente se ataque a sí misma, ya que el riesgo no viene de ningún otro lado más que de nosotros mismos y ese auto ataque puede llegar a culminar en algo terminal como lo es el suicidio”, indicó.
Especialistas en salud mental refieren que el suicido es una de las alternativas para quietarse la vida que va en incremento; datos de la Secretaria de Salud señalan que durante 2022 el Sistema de Salud Gto aplicó 88 mil 724 herramientas de detección de riesgo de suicidio detectando oportunamente a 24 mil 839 personas en riesgo; Así mismo, se atendió a través de la Red de Servicios de Atención en Salud Mental a 6 mil 674 pacientes, dando 27 mil 372 consultas para riesgo de suicidio.