Religión, una herramienta de transformación

Ministro católico y académico reflexionan sobre su importancia en el mundo moderno y para el crecimiento individual, el respeto a la libertad de credo y la crisis actual.

Fieles católicos en Guadalajara (Fernando Carranza)
Enrique Vázquez
Guadalajara /

Una de las características del ser humano es ser religioso; pero también, la religión, al ser algo que está fuera del tiempo y del espacio puede ser materia de toda suerte de elucubraciones. En esas condiciones, puede ser un instrumento que facilita a quienes la profesan a perfeccionar sus cualidades emocional, intelectual y espiritual, con consecuencias a su conducta y esquemas éticos, que convierten en una realidad a la fraternidad universal, reflexiona el ministro católico Tomás de Híjar Ornelas, en el marco del Día Mundial de las Religiones, que se conmemora cada tercer domingo de enero desde 1950.

La fecha fue una iniciativa de la Asamblea Nacional Espiritual de la Religión Bahaí, en Estados Unidos, cuyo objetivo es recordar que la libertad de culto es un derecho universal, y exhortar a una convivencia fraterna entre los individuos de diversos credos, como se expresa en el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

“La propuesta de crear un Día Mundial de la Religión es un proyecto confesional que no representa los intereses de todas las religiones, sino más bien de un grupo relativamente cercano al monoteísmo. Creo que por el tiempo en que surgió la idea de celebrar esta efeméride, nació como eco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebra el 18 de enero, donde se invita a todos los que estamos bautizados, seamos de la confesión que seamos, para que cada vez más sean más las cosas que nos identifican, que las cosas que nos separan”, mencionó.

En ese sentido, De Híjar Ornelas señaló que el Papa Francisco promueve la fraternidad universal a través de los encuentros ecuménicos con otros líderes religiosos y de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

Precisó que el monoteísmo es el bloque más sólido a una confesión religiosa, “somos monoteístas unos 2 mil 500 millones y los demás profesan una religión que no alcanza a serlo en sentido pleno, o la profesan estructurada por ritos o por lugares, o fechas o por contenidos escritos, hasta crear instituciones o al margen de ellas, o se separan de ellas o prescinden totalmente de ellas; la religión no supone necesariamente la fe, y sí una serie de postulados que pueden volverse transgresores si se vulneran con argumentos especiosos la calidad de vida, tanto de los adeptos de una religión como de los que no la profesan”.

Por su parte, el doctor en Ciencia Política del Colegio de Jalisco, Arturo Durán, quien ha publicado trabajos en la Sociología de la Religión, consideró que es momento de reflexionar sobre el papel de la religión en la vida de los individuos.

“Hay esferas de la vida de la interpretación de nuestro mundo moderno para las cuales las iglesias no logran tener la capacidad suficiente para explicarnos el asunto de nuestra desdicha futura. En los últimos 70 años, ha habido una revolución sociológica muy contundente, los paradigmas religiosos han cambiado, las religiones en su ortodoxia han cambiado, los factores globales actúan de manera más rápido en la vida de los individuos. A pesar de que todas las religiones se han planteado cómo explicar la injusta desgracia o tragedia de la sociedad, cómo se puede otorgar cierto consuelo que vaya más allá del mundo real inmediato, han surgido nuevos retos muy diferentes a los que las religiones habían atendido antes, tanto que se puede hablar de una época de crisis para las iglesias”.

De acuerdo con información del Censo de Población y Vivienda 2021 del INEGI, en Jalisco 89.2 por ciento de la población practica el catolicismo; 4.7 por ciento es protestante, cristiano evangélico; y, en tercer lugar, con 4.6 por ciento, se encuentran las personas que manifiestan no tener religión.

En comparación con los datos de 2010, ha habido un descenso en el número de católicos y un incremento en las personas que dicen no tener religión. Diez años antes, 92 por ciento respondió ser de fe católica, y solo 1.7 por ciento no practicar ninguna religión.

SRN

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