Dietas keto: una buena opción, pero solo temporal

Aunque puede resultar benéfico para evitar padecer enfermedades cardiovasculares, el régimen es difícil de seguir y lo mejor es tener una alimentación equilibrada.

Una dieta equilibrada es importante, y este es un objetivo que cada uno de nosotros
María Sánchez
Guadalajara /

Una persona que padece obesidad puede bajar de peso al disminuir su tejido graso y, con ello, reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Hoy existe una forma muy popular de lograr lo anterior: la dieta cetogénica o keto.


Un informe reciente de la Clínica de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición aseguró que, para el año 2050, nueve de cada 10 mexicanos tendrán algún grado de sobrepeso u obesidad, actualmente son siete de cada 10 quienes presentan esta condición.

Así como crece el número de personas con este padecimiento, en los años más recientes son cada vez más los que recurren a la comida baja en carbohidratos o quienes optan por vivir en estado de cetosis.

Si bien es cierto que el uso de este tipo de régimen alimenticio tuvo sus orígenes desde los primeros decenios del siglo pasado, ha sido en años más recientes cuando se ha puesto de moda, sobre todo en quienes quieren bajar de peso y mejorar su salud metabólica. Las promesas que hay para quienes deciden cambiar su forma tradicional de comer y obtener la mayor parte de su energía a través de las grasas; son controlar enfermedades como la epilepsia, la diabetes tipo 2, la hipertensión, el hígado graso y bajar los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre.

La dieta cetogénica o keto (en inglés) consiste en dividir los macronutrientes en tres grupos: grasa, proteínas y carbohidratos. En términos generales, hay que consumir diariamente 70 por ciento de grasa, 25 por ciento de proteínas y solo un 5 por ciento de carbohidratos.

De acuerdo con el artículo “Las dietas cetogénicas: beneficios adicionales a la pérdida de peso y efectos secundarios infundados”, además de la pérdida de peso: “También es importante enfatizar que las dietas cetogénicas son saludables cardiovascularmente y para el metabolismo glucídico, ya que promueven un perfil lipídico no aterogénico, el descenso de la presión arterial y disminuyen la resistencia a la insulina con una mejora en los niveles plasmáticos de glucosa e insulina. Estas dietas podrían tener efectos anticancerígenos, no tienen efectos perniciosos sobre el hígado o el riñón, no se asocian a acidosis metabólica, tienen muchas propiedades beneficiosas sobre el sistema nervioso central, no producen osteoporosis y podrían aumentar el rendimiento en la actividad deportiva de tipo aeróbico”.

El texto, explica que infinidad de investigadores creen que las dietas más saludables tendrían que estar constituidas entre un 55 y 70 por ciento de carbohidratos y que las dietas cetogénicas podrían ser potencialmente cancerosas debido a que existen estudios epidemiológicos que han asociado la ingesta de productos animales con la génesis del cáncer.

“Sin embargo, estos estudios están sesgados pues no tienen en cuenta el posible efecto de factores de confusión cuya presencia si se ha demostrado que se vincula al desarrollo del cáncer. Estos factores de confusión se relacionan con una dieta rica en carbohidratos y son: la contribución energética total de los carbohidratos, el índice glucémico, la carga glucémica, la glucemia e insulinemia en ayunas y tras una carga oral de glucosa”, precisa.

“Por el contrario, las dietas cetogénicas han demostrado ser eficientes en la reducción del tamaño tumoral y la pérdida de peso asociada al proceso canceroso, tanto en humanos como en ratones. Esta capacidad podría ser debida a una inhibición de la angiogénesis y una menor disponibilidad de glucosa por parte del tumor”, agrega.

Otro de los puntos que mencionan algunos detractores de la dieta cetogénica son sus posibles efectos renales y hepáticos, sobre lo que el documento expone: “Las dietas bajas en carbohidratos no producen alteraciones renales ni hepáticas. Esto es debido a que se trata de un proceso al que estamos fisiológicamente adaptados y que sólo podrá ser afectado por alteraciones o enfermedades que hayan deteriorado previamente la correcta función hepática o renal”.

Para Thelma Calderón Bencomo, nutricionista especializada en personas con diabetes, es saludable hacer este tipo de dietas siempre y cuando no sea por mucho tiempo.

“Lo mejor es tener una alimentación balanceada. Este tipo de régimen puede hacer que las personas pierdan peso de forma relativamente rápida. El problema es que la dieta cetogénica es muy celosa. Yo tengo pacientes que llegan y sí, perdieron diez kilos, pero la dejaron y ya subieron 15. Es una dieta muy celosa”.

Un régimen así no es muy recomendable porque es difícil de seguir. Es muy restringido y a la gente se le puede complicar alimentarse así. Además, se ha comprobado que los resultados a largo plazo de una dieta cetogénica y otro tipo de dietas que no son restrictivas de carbohidratos tienen resultados muy parecidos”, de acuerdo con la experta.

Ya sea con alimentación tradicional, que incluye carbohidratos, o con una dieta restringida en estos, lo importante, aseguran los especialistas es encontrar el equilibrio entre la ingesta de comida y la actividad física que se realiza cada día.

​SRN

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