Maestros desarrollan alternativas para los estudiantes indígenas

La SEP no recordó que muchos de los alumnos de los pueblos originarios no cuentan con los dispositivos para conectarse desde sus casas.

En comunidades indígenas no tienen Internet y una cantidad considerable de habitantes no tiene luz (Fernando Carranza)
Educación entre población indígena (Fernando Carranza)
Teresa Sánchez Vilches
Guadalajara /

La pandemia por el coronavirus afecta de manera seria a los estudiantes de las comunidades indígenas en Jalisco. No solo por el riesgo de contagio, como a la mayoría de los humanos en el mundo, sino porque los programas y las medidas que se elaboran no contemplan sus necesidades y descartan sus saberes y sus contextos. Ante ello, maestros han generado alternativas educativas en el estado.

Cuando la Secretaría de Educación Pública (SEP) determinó que las clases fueran “a distancia”, se olvidó de que muchos de los alumnos de los pueblos indígenas no cuentan con los dispositivos, como computadoras o teléfonos inteligentes, para conectarse desde sus casas. Muchos de ellos no tienen Internet. Algunos ni siquiera cuentan con servicio de luz eléctrica.

De acuerdo con Efraín Jiménez, encargado de la Coordinación de Programas de Incidencia Social del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), los estudiantes indígenas manifiestan que las comunidades y los centros educativos viven una gran complejidad en estos tiempos, ya que la mayoría no cuenta con la tecnología necesaria.

El académico explicó que, ante la situación, los maestros han generado alternativas educativas por medio de asesorías, clases semi-presenciales, generación de guías de educación, trabajos y talleres.

Todo comienza con reflexiones y propuestas de los docentes. Después se comparten sus estrategias entre ellos, luego en los centros educativos.

“Se les ha duplicado la tarea. No es solo preparar la clase a distancia. En este caso, tienen que generar guías para cada una de las asignaturas o aprendizajes esperados y estar acompañando a la distancia a los estudiantes. Esto ha sido un gran reto y un trabajo muy loable de los centros educativos”, explicó el investigador de la universidad jesuita.

Las comunidades indígenas viven un rezago histórico. La llegada de la pandemia del covid-19 lo que hizo es evidenciar la condición de desigualdad en la que permanecen.


Muchos estudiantes que inicialmente vivían en las zonas rurales han sido expulsados hacia las grandes ciudades, ante la falta de oportunidades de educación media y superior: “Siempre se han enfrentado con un modo de vida muy complejo en la ciudad. Se enfrentan a la discriminación sistemática y a una desventaja económica. A diferencia de cuando viven en el campo, donde tienen más proyectos autogestivos. Aquí, ahora tienen una carencia mayor en cuanto a recursos económicos para pagar la renta, la luz, el transporte y los materiales didácticos”.

La mayoría de los jóvenes de pueblos originarios tienen que trabajar y estudiar. Además, muchos necesitan pagar regularizaciones académicas porque llegan con carencias por la educación que recibieron en las escuelas rurales.

Uno de los principales problemas que tuvieron que sortear con la llegada de la pandemia, es que perdieron su fuente de dinero. Una cantidad considerable sobrevivía con elaboración de piezas artesanales. Ahora, ante las restricciones en los tianguis y otros lugares donde vendían sus creaciones, se quedaron sin ingresos.

Por esta razón, muchos han tenido que regresar a sus comunidades de origen, donde se les dificulta continuar con las clases a distancia porque no tienen computadora ni Internet: “Los que se han quedado en las ciudades también han tenido el problema de continuar con sus estudios, buscando alternativas para la conectividad y fuentes de ingreso diferentes. Entre ellos también ha habido un trabajo de redes de apoyo fuerte, donde hay colectivos que han hecho campañas de colecta de alimentos para apoyar a las familias de artesanos, entre ellos miembros de estudiantes indígenas”.

En el estado, más del 11 por ciento de la población se autodenomina como indígena, la mayoría se concentra en la Zona Metropolitana de Guadalajara, que es donde están los bienes y servicios. Sin embargo, el olvido en el que viven se evidencia con los contextos coyunturales como la propagación del covid-19. Es decir, no son incluidos en los programas de la SEP ni en los programas de salubridad. Todas las estrategias están enfocadas en la cosmovisión occidental”.

La mayoría de los estudiantes indígenas ha tenido que buscar ingresos económicos en trabajos operativos como cajeros de tiendas de autoservicio, meseros u otro tipo de actividades que les permitan combinar el horario de las escuelas con las exigencias laborales.

El también encargado del Programa Indígena Intercultural del ITESO resaltó que el endurecimiento de la situación económica golpeará mucho más a este grupo social. Además, dijo: “Visualizo mayor respuesta organizativa por parte de las comunidades y los centros educativos interculturales indígenas que, como siempre, hacen frente a estas situaciones y generan alternativas y propuestas. Eso son de verdad muy interesantes y que son no solo para ellos sino para otro tipo de poblaciones. Resulta interesante analizar para verlos como una apuesta y propuesta para el resto de la población”.

De acuerdo con Efraín Jiménez, para los estudiantes indígenas ha sido muy frustrante la situación durante la pandemia. Una de sus mayores preocupaciones es que no solo no tienen computadora, sino que la que requieren tiene que tener ciertas características para soportar programas y aplicaciones específicas para cada materia.

Hasta el momento, en el ITESO la deserción de alumnos de los pueblos originarios no rebasa el 2 por ciento, lo que sí es que este semestre los estudiantes se inscriben en menos materias que en los semestres anteriores.

Claves

Estrategias Todo comienza con reflexiones y propuestas de los docentes. Después se comparten sus estrategias entre ellos, luego en los centros educativos


Economía Una cantidad considerable sobrevivía con elaboración de piezas artesanales. Ahora, ante las restricciones en los tianguis y otros lugares donde vendían sus creaciones, se quedaron sin ingresos


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