Nuevo León ha sido punta de lanza en muchas de las reformas, de las políticas y de la buena práctica de inclusión, “pero nos falta mucho”, indicó Paola Dantés Rodríguez.
De acuerdo con la directora del Programa de Inclusión Social y Educativa (Pisye), de la Universidad de Monterrey (UDEM), que desde 1995 desarrolla este proyecto de inclusión laboral para personas con discapacidad intelectual, cada vez más empresas se integran a este esfuerzo.
“Yo creo que cada vez se suman más empresas, se están abriendo más oportunidades, están viendo los beneficios, entre más empresas se sumen, bienvenidos sean.
“El escenario que teníamos hace 10 años no era ni la mitad de las empresas que tenemos ahorita que se están sumando a esta gran labor”, explicó en entrevista para MILENIO Monterrey.
Sin embargo, reconoció, existe aún mucho temor por parte de las empresas en incluir en su ambiente laboral a personas con discapacidad.
“La invitación a las empresas es a que abran sus puertas, a que se den la oportunidad de vivir esta experiencia de incluir a personas con alguna discapacidad dentro de su ambiente de trabajo.
“Que ciertamente es un derecho de nuestros alumnos, es un derecho de cualquier persona el derecho a trabajar, pero también las empresas, por temor, no se dan la oportunidad de vivir la experiencia”, señaló.
Tras agradecer a las empresas que se han sumado a este proyecto, Dantés Rodríguez afirmó que la discapacidad intelectual es una con el mayor problema de inclusión laboral, junto a las discapacidades psicosociales.
“La discapacidad intelectual es la que todavía la sociedad no tiene un poco más de apertura para poderlos incluir y es ahí donde entra la tarea de nosotros de acercarnos a las empresas”, comentó.
Según la directora del Pisye, el 53 por ciento de sus graduados está actualmente incluido en un ambiente laboral.
Para llegar a ello, expresó, cuentan con un programa de diplomado en el que reciben, por año, a 60 personas con discapacidad intelectual, entre 15 y 30 años.
“El Programa de Inclusión Social y Educativa es un programa que dura 4 años, en donde formamos a nuestros alumnos en áreas académicas, sociales y de inclusión laboral.
“Nuestro proyecto tiene la finalidad que los alumnos puedan tener un proyecto de inclusión laboral y que al terminar el diplomado tengan las herramientas para poderse incluir en un ambiente de trabajo”, destacó.
Por tal motivo, una de las claves para llegar a superar el 50 por ciento de colocaciones, comentó, es que se trabaja tanto con los alumnos como con las empresas, a las cuales se les brinda capacitación, y al alumno, una vez incluido, se le da un seguimiento puntual.
“La idea es que las empresas no se sientan solas en este proceso y que nuestros chicos al terminar el diplomado tengan la posibilidad de incluirse en empresas que estén capacitadas para incluirlos”, precisó.
Desde un año antes de terminar el diplomado los alumnos del Pisye, se trabaja en conjunto con los padres de familia para planear el futuro laboral del próximo graduado.
“Para que el alumno se incluya en un proyecto de taller protegido o en algún trabajo de libre competencia, la idea es que al final se coloquen en un trabajo”, enfatizó.