Como parte del programa de ponencias realizadas en el marco del foro virtual “Juntos sin Estigma, Día Mundial de la Obesidad”, organizado por distintas instituciones, entre ellas, el Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINyS) y la Federación Mundial de la Obesidad (WOF, por sus siglas en inglés), Laure Delalande, investigadora de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas, detalló que la pandemia de covid-19 visibilizó el problema de desperdicio de alimentos que incluye desde frutas; hortalizas y lácteos, sobre todo al final de la cadena, es decir, por parte de los consumidores.
“Las compras de pánico en los primeros meses de la pandemia, llevaron a un desperdicio de alimentos por arriba de lo normal, digamos”.
La investigadora explicó que, durante el inicio del confinamiento, en todo el país se pudieron observar las llamadas “compras de pánico” en las que las personas adquirieron una mayor cantidad de productos, de los que habitualmente se consumen en mediano y largo plazo, en particular, de harinas, huevos y leguminosas.
Puntualizó que en México, previo a la pandemia de covid-19, aproximadamente 55 por ciento de la población se encontraba en condiciones de inseguridad alimentaria, en una triple condición, que abarca conceptos como la malnutrición, desnutrición, obesidad, sobrepeso y carencia en micronutrientes.
Refirió que para abordar los temas de desnutrición, obesidad y sobrepeso es conveniente observarlos desde un tema global, en el que se integren las cadenas agroalimentarias, a fin de que sean más eficientes, ya que con la pandemia se ha dejado muy visible las condiciones de infraestructura y condiciones laborales de los sistemas alimentarios.
Además, la transformación de los sistemas alimentarios, añadió, es una de las herramientas más poderosa para trabajar en temas como la sustentabilidad y por ende, en una alimentación más saludable y consiente.
El mercado digital, dijo, podrá ser una opción que permanezca después de la contingencia, con el fin de acercar alimentos frescos para el consumo en los hogares.
Reiteró que los mercados como espacios públicos, deben ser considerados desde distintos enfoques, pues se convirtieron en uno de los principales centros de consumo ante esta contingencia, promoviendo la seguridad alimentaria, pero sobre todo en términos de higiene.
MMCF