El papel que juegan los enfermeros para el bienestar de los pacientes de Párkinson es clave tanto para los que padecen el mal como para los familiares y cuidadores. Este domingo es 11 de abril y, como cada año desde 1997, se conmemora el Día Mundial del Párkinson.
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En Jalisco, los principales retos en la atención son el diagnóstico temprano, el acceso a tratamiento integral, la calidad funcional y de vida; infraestructura asistencial urbana y sanitaria; y la sensibilidad social.
“Los enfermeros, desde la educación para la salud, pueden ayudar sobre la capacidad de los familiares para atender las necesidades del paciente con este padecimiento y de este modo favorecer que este pueda recibir cuidados en su unidad familiar, lo cual puede reducir la tasa de pacientes institucionalizados con esta enfermedad, contribuyendo al mismo tiempo al bienestar emocional de estos pacientes”, explica Soraya Elisa Real Martínez en su artículo ‘Cuidados de enfermería en pacientes de Párkinson’.
Este es un trastorno crónico de naturaleza neurodegenerativa que afecta al estado físico, social, funcional y emocional de quienes lo padecen. El incremento de la esperanza de vida ha dado lugar a un aumento del número de casos que se detectan y los cuidados que desde la enfermería se pueden ofrecer a estos pacientes.
Los síntomas de la enfermedad son muchos y afectan tanto a dimensiones motoras como no motoras. En la actualidad el tratamiento farmacológico sigue siendo el preferente, aunque no actúa sobre todos los síntomas de la enfermedad ni frena su avance.
“Falta la existencia de escalas de valoración desde las que considerar el conjunto de necesidades del paciente e individualizar todos sus síntomas, aspecto sobre el que la enfermería puede contribuir muy positivamente, dado que desde esta disciplina podrían aplicarse estos instrumentos para mejorar el diagnóstico”, apunta Real Martínez.
Además, es necesario considerar las necesidades del cuidador y que se le capacite para que pueda efectuar su rol con eficacia. “Las enfermedades neurodegenerativas crónicas como la enfermedad de Párkinson, constituyen un reto para la sociedad contemporánea y, en consecuencia, es necesario dar continuidad a la investigación en este campo con el fin de incidir positivamente sobre la calidad de vida de los pacientes que las padecen, ya que con el aumento de la esperanza de vida son cada vez más el número de personas que las desarrollarán y será mayor el lapso de tiempo que se convive con la enfermedad, por lo que es indispensable que se preste atención a estas”.
Especialistas aseguran que falta un abordaje integral de la enfermedad que se dirija a atender todas las necesidades del paciente y no en exclusiva proyectarse sobre algunos de sus síntomas.
“Muchos estudios subrayan la necesidad de que se preste mayor atención sobre los síntomas no motores, que en ocasiones ni siquiera son diagnosticados y que conjuntamente se preste atención sobre las necesidades emocionales del paciente y de sus familiares”.
Por otro lado: “Se ha revelado que es importante que el enfermo pueda conocer con exactitud su pronóstico y en la medida de lo posible pueda participar en la definición de los cuidados que se le van a prestar; así, se pueden presentar a este diferentes alternativas para que escoja y se le debe aportar información para que sea consciente tanto de la naturaleza de la enfermedad como de la entidad de la misma. Solo a través de un correcto conocimiento de la progresión de los síntomas el paciente se sentirá seguro sobre sus expectativas y sentirá menos carga psicológica, ya que conocerá con exactitud los desafíos a los que se enfrentará”.
De acuerdo con la información dada a conocer en abril de 2019 por el Jefe del Departamento de Neurociencias, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), de la UdeG, doctor Rodrigo Ramos Zúñiga, esta enfermedad afecta a tres por ciento de la población mayor de 50 años en el mundo, y la incidencia es de 13.4 por ciento por cada 100 mil habitantes en mayores de 60 años, por consiguiente, cerca de 10 millones de personas en el mundo la padecen.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que las cifras se duplicarán para el año 2030. Con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en relación al número de habitantes en el estado, se calcula que habría 60 mil personas que pudieran tener datos de sospecha del padecimiento.
Puede que exista una gran cantidad de pacientes con síntomas tempranos que quizá no están diagnosticados, esta es una de las condiciones que más afectan a la capacidad funcional e independencia del paciente, con un alto costo personal, familiar y social. Sólo de medicamentos es un gasto de alrededor de 2 mil 500 dólares por año.
El Párkinson es un padecimiento que conlleva deterioro cognitivo y de movimiento a la persona, lo lamentable, a decir de especialistas, es que apenas 25 por ciento de los afectados son atendidos en el tercer nivel de salud, con costos altos en el tratamiento farmacológico. Aunque es difícil conocer el número exacto de los afectados por este mal en México, el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía calcula una prevalencia de 50 casos nuevos por cada 100 mil habitantes al año.
El diagnóstico se integra con retraso de cinco años porque no se reconocen los signos tempranos de la enfermedad, como son déficit cognitivo, dermatitis, pérdida de peso, sudoración, apatía y depresión.
La propuesta para el presente y el futuro tendría que ir encaminada al diagnóstico temprano, lo que significa que la enfermedad no sólo es trastorno motor, ya que existen síntomas de carácter no motor que se presentan con cinco años de antelación antes de que se integre el diagnóstico, como alteraciones de olfato y gastrointestinales, depresión, ansiedad y trastornos del sueño.
MC