La pandemia por covid-19 durará hasta 2022 y, tal vez, podría extenderse hasta 2023. “Dependerá de la cobertura vacunal en los países de la región y el mantenimiento de medidas de salud pública” y de la cooperación regional para detener los contagios, reconocieron la OPS y la Cepal. Por ello, es necesario acelerar el proceso de vacunación y reducir los niveles de transmisión de la infección del virus, aseguró la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne.
“Peor será el reto por la emergencia de diferentes variantes y de la posibilidad de que alguna de estas que puedan surgir no sean efectivas con las vacunas que tenemos en la actualidad”, explicó Etienne en conferencia de prensa.
Si bien es impredecible el curso de la pandemia y todo dependerá de las acciones que tomen los gobiernos, el covid-19, por lo menos, estará circulando de seis a nueve meses en el mejor de los casos.
En la presentación del informe La prolongación de la crisis sanitaria y su impacto en la salud, la economía y el desarrollo social, Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) coincidió que urge promover la donación de vacunas a la región de las Américas y trabajar en investigaciones, independencia económica, así como restablecer el tejido social.
“Creo que la pandemia nos mostró que actuar unilateralmente en el abastecimiento de vacunas y de medicamentos no resultó eficaz en un mundo globalizado. Tampoco podemos crear islas de inmunidad, dejando a varios países fuera del escenario de vacunación total.
“Miren, ya México ha donado muchas vacunas; vemos que Estados Unidos está en ese proceso, pero la verdad es que requerimos mayor velocidad de estas cooperaciones. Acelera, además, la cooperación para universalizar la inoculación y fortalecer estos sistemas de atención primaria; reforzando campañas de vacunación para lograr una mayor aceptación y seguimiento de la población vacunada”, subrayó Bárcena.
De igual manera se pronunció por una mayor independencia tecnológica para evitar, como sucedió, el acaparamiento de vacunas por los países ricos, y corregir la debilidad de las políticas industriales que no permitieron desarrollar investigación para construir un mercado de biológicos a nivel regional.
En 2020, precisó Bárcena, la crisis de salud provocó la contracción económica más severa de los últimos 120 años en América Latina y el Caribe, que también registró el peor desempeño económico de todas las regiones en desarrollo.
El crecimiento casi nulo de la región en los cinco años anteriores a la crisis, dijo, junto con la fuerte contracción en 2020 (menos 6.8 por ciento), resultó en una caída récord del empleo y un aumento sin precedentes del desempleo, junto con fuertes aumentos de la pobreza extrema y desigualdad, lo cual ha agravado los problemas estructurales de la región.
“Se espera que el crecimiento promedie entre 5.9 por ciento en 2021 y 2.9 por ciento en 2022. Sin embargo, esta expansión no será suficiente para que la región, en su conjunto, recupere sus niveles de PIB anteriores a la crisis”, dijo, tras referir que el endeudamiento de cada nación por la emergencia complicará aún más salir de la crisis financiera.
La OPS y la Cepal reconocieron que el desempleo y la pobreza se incrementaron en 2020 a raíz de la crisis sanitaria, además de que América Latina y el Caribe experimentó la mayor contracción económica de los últimos 120 años y fue la región que tuvo el peor desempeño entre todas aquellas que se encuentran en desarrollo.
El crecimiento prácticamente nulo en el quinquenio previo a la crisis, unido a la fuerte contracción de 2020 (menos 6.8 por ciento), se tradujo en una caída histórica de la ocupación y un aumento sin precedentes del desempleo, junto con incrementos significativos de la pobreza, la pobreza extrema y la desigualdad, lo que ha exacerbado aún más los problemas estructurales de la región. Para 2021 se espera una tasa de crecimiento promedio del 5.9 por ciento, mientras que en 2022 será de 2.9 por ciento.
“No obstante, esta expansión no será suficiente para que toda la región recupere el nivel de PIB anterior a la crisis”, añadió Bárcena.
Por ello instaron a los países de la región a fortalecer, también, la inversión pública y consolidar Estados de bienestar, entre otras medidas, para controlar la crisis sanitaria en el corto plazo y avanzar hacia una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad ambiental, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Consideraron que la pandemia ha dejado en evidencia la necesidad de construir una agenda de salud pública con una perspectiva integral e integrada en América Latina y el Caribe, que reconozca la interdependencia que existe entre las dimensiones sanitaria, social, económica y ambiental.
“Junto con las debilidades estructurales de los sistemas de salud para enfrentar la pandemia, la prolongación de la crisis sanitaria está estrechamente relacionada con el avance lento y desigual de los procesos de vacunación en la región y las dificultades de los países para mantener medidas sociales y de salud pública en los niveles adecuados”, sostiene el informe.
En promedio, en América Latina y el Caribe un 39 por ciento de la población cuenta con esquema completo de vacunación. Si bien países como Chile y Uruguay superan el 70 por ciento, 25 de los 49 países y territorios de la región no sobrepasan el 40 por ciento del total de su población con esquema completo de vacunas.
La asimetría mundial y la fragmentación institucional observada en América Latina y el Caribe en términos de acceso a vacunas contra el covid-19 demuestran la urgencia de fortalecer los mecanismos de coordinación e integración regional, así como la cooperación internacional, subrayan ambas instituciones.
Para ambos organismos esta es una oportunidad para desplegar capacidades productivas y tecnológicas, y reformular las estrategias y políticas destinadas a fortalecer la capacidad productiva regional de vacunas y medicamentos esenciales para el consumo de la propia región.
Se destaca, en este sentido, el Plan de Autosuficiencia Sanitaria para América Latina y el Caribe -preparado por la Cepal y aprobado por los países de Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en septiembre-, así como la Plataforma Regional de la OPS para el Avance en la Producción de Vacunas y otras Tecnologías Sanitarias para el covid-19 en las Américas, lanzada en septiembre de este año para facilitar la transferencia de tecnología, la innovación y el desarrollo de tecnologías sanitarias contra covid-19, inclusive para avanzar con el desarrollo de una vacuna mRNA en la región.
El documento enfatiza que la persistencia de la crisis ha evidenciado la necesidad de transformar los sistemas de salud en América Latina y el Caribe, que ya antes de la pandemia se caracterizaban por la debilidad de la capacidad de respuesta de los servicios de salud, su subfinanciamiento, con un nivel muy inferior al acuerdo regional del seis por ciento del PIB, y la fragmentación y la segmentación del sistema de salud.
Dichas condiciones constituyen las causas estructurales de las inequidades en el acceso a los servicios de salud y la persistencia de un alto gasto de bolsillo, alertaron la OPS y la Cepal.
Incluso, ambos organismos consignan en el informe “una alta correlación entre la vulnerabilidad socioeconómica y el nivel de gravedad y muerte por covid-19”. De igual forma, los déficits de inversión pública de los sistemas de salud de la región se traducen en debilidad en la rectoría de las autoridades de salud, en una escasez relativa de recursos humanos, con una disponibilidad promedio de 20 médicos por cada 10 mil habitantes, muy por debajo de los parámetros recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y en limitaciones en la capacidad resolutiva de la red de servicios de salud, en particular el primer nivel de atención.
“La prolongación de la pandemia de covid-19 en la región más inequitativa del mundo ha dejado en evidencia la centralidad que tiene la salud para el bienestar, la economía y el desarrollo. Es hora de transformar los sistemas de salud de América Latina y el Caribe con base a un enfoque de atención primaria de salud, para acelerar la recuperación después de la pandemia, recuperar y mantener los logros en salud pública y retomar el camino hacia la salud universal, garantizando el acceso a la salud y a la vacunación para todos los que la necesitan.
“Hemos transitado desde la emergencia en 2020 a la crisis sanitaria prolongada en 2021. El año pasado sosteníamos que sin salud no hay economía y hoy reiteramos que sin salud no habrá recuperación económica sostenible”, afirmó Carissa F. Etienne, directora de la OPS.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, agregó: “La prioridad sigue siendo la necesidad de controlar la crisis sanitaria, desde un enfoque integral y mediante la aceleración de los procesos de vacunación de la población. Se ha hecho evidente la importancia de fortalecer la capacidad de la región para producir vacunas y medicamentos y superar la dependencia externa que se enfrentó durante esta pandemia”.
Entre sus recomendaciones específicas, ambas instituciones señalan la necesidad de incorporar el enfoque intersectorial en las políticas de salud, transformar los sistemas de salud teniendo en cuenta la centralidad de la atención primaria, fortalecer el ejercicio de las funciones esenciales de salud pública, la equidad, la sostenibilidad financiera y el papel del Estado.
También, llamaron a acelerar los procesos de transformación digital del sector, mantener políticas fiscales expansivas y fortalecer la inversión pública para avanzar hacia una recuperación transformadora; así como consolidar Estados de bienestar con políticas universales, redistributivas y solidarias con enfoque de derechos.
LP